TERMALISMO

Un potencial termal anegado en Castrelo de Miño

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photo_camera Estructura de la antigua casa de baño de Santa María, ubicada en el entorno del embalse.

El potencial termal del municipio de Castrelo de Miño era bastante dilatado hasta la construcción del embalse en 1970. Jessica Silvares, doctora en Arqueología, realizó un estudio en el que profundiza sobre este tema.

Desde el siglo XVII, pasear por las tierras de Castrelo de Miño significaba hacerlo por una zona de gran potencial termal. Este distintivo histórico y de gran valor en la provincia se acabó perdiendo hasta el extremo de que hoy en día estas aguas no se aprovechan en ninguna instalación e incluso mucha gente no sabe del pasado que emanaba bajo cada piedra. Los baños que aquí se regentaban llegaron a ser los más caudalosos de la provincia, con tal repercusión que sus aguas se llevaron embotelladas a la Exposición Universal de Barcelona de 1888 representando a Ouense. A estas conclusiones llegó la ourensana Jessica Silvares cuando decidió centrar una parte de su tesis doctoral en sacar a la luz esta historia en el artículo "Unha ollada ao pasado termal de Castrelo de Miño. Baños de Santa María".

La primera referencia histórica que la arqueóloga encontró data de 1772, cuando los baños termales de Santa María se levantaban sobre los restos de un casto castrexo-románico, alzándose como uno de los conjuntos termales más apreciados de la provincia de Ourense. Las instalaciones se dividían en dos partes, la Burga Alta, colocada río arriba y con un caudal que ascendía a 60 grados, y la Burga de Abaixo , localizada en las antiguas casetas de baño cuyas aguas fluían a 47 grados. De estas infraestructuras sólo se conservan dos bañeras pequeñas y un pozo donde se recogen las aguas que todavía brotan.

El motivo por el que estos recursos termales desaparecieron fue la construcción del embalse de Castrelo de Miño, allá por el año 1970. En épocas de sequía, cuando el embalse está bajo de caudal, se pueden ver los restos de la casa de baños de San Esteban, que sobrevivieron a la explosión previa al levantamiento de la presa y a los que es imposible su acceso.

"Las referencias bibliográficas de ellos son escasas –matiza Jessica Silvares–, pero los vecinos, los que más conocen la historia, fueron mi fuente más fiable". La gente mayor del municipio recuerda cuando estaban en funcionamiento ambas zonas termales. Y comenta Silvares: "La mayoría de lo que me contaron son anécdotas". Algunos relataron como alquilaban su casa a los turistas que venían. Otros, lo vivieron como la parte negativa, trabajando en la construcción del embalse y encargándose de destruirlos. "No sólo era un edificio, era un lugar de reunión social", concluye la arqueóloga, que después de oír estas historias asegura que es palpable el interés que tienen en recuperar el termalismo y "la rabia que les da que hayan dejado que se quede en el olvido".

Ahora mismo, en Castrelo de Miño no hay ninguna instalación de tipo termal. El Concello presentó una propuesta para volver a localizar esos emplazamientos y construir una bañera como la que había antiguamente, pero hasta el momento esta idea se mantiene parada. "Hay zonas en las que brota agua de estos lugares y no se aprovecha, pero algo tan llamativo como tener unos baños y echarlos abajo no lo había visto nunca", declaró Silvares.

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