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Praza de Abastos: “No vamos a consentir más faltas de respeto"

Cuando habilitaron los baños de la praza para los usuarios del botellón aparecieron destrozados hasta en dos ocasiones

El conflicto del botellón se recrudece cada fin de semana en la zona del rianxo de la Praza de Abastos, como consecuencia de concentración de jóvenes en la Alameda y el poco civismo que algunos de ellos muestran. "Estamos hartos de las cosas escandalosas que suceden cada fin de semana y de la cantidad de faltas de respeto a los que van allí a trabajar", señala Emilio González, presidente de la Praza de Abastos. 

"Faltan al respeto, vomitando, meando y cagando en la zona donde se colocan los vendedores. Tenemos que mandar todos los fines de semana a un operario para baldear agua en la zona y que no se quede el olor", añade González. 

El problema no viene de ahora, sino que hace años que se viene afrontando. "La gente calla, pero no hay derecho a que a muchas señoras mayores que van allí a vender sus productos se les falte al respeto así", incide González. 

UN PROBLEMA DE ATRÁS

Los comerciantes ya aseguraban en 2013 que temían que "pueda llegar a producirse un problema de orden público serio, puesto que la gente llega a trabajar y tiene que tratar con borrachos". En aquel momento ya se había tratado el problema con varias reuniones con la Policía Local y el equipo de gobierno de entonces. Entre sus propuestas estuvo que un coche de la Policía Local bajase para esta zona en las noches de los fines de semana, algo que se aplicó a cuentagotas. Emilio González recuerda que en cuando se hizo "se solucionó", pero en forma de parche, porque "pasa un mes y volvemos a las andadas". 

Los recuerdos más turbios son de la época en que, a petición municipal, se abrieron los baños de la Praza de Abastos para que pudieran ser empleados por los usuarios del botellón. "La primera vez que los abrimos, hace dos o tres años, los destrozaron  por completo. Los arreglamos y les dimos otra oportunidad, y volvieron a aparecer destrozados. No hay derecho", relata el presidente de los comerciantes de este tradicional mercado de la capital ourensana. 

Porque una cosa es beber, algo en lo que los placeros no se quieren meter, y otra lo que sucede en la zona. Eso sí, advierten que el traslado a la Praza de Abastos provisional de la Alameda puede acabar en una "batalla campal" si no se pone coto al botellón de la Alameda. "Los vendedores se ganan el pan con esto y no vamos a consentir las meadas, vomitonas y cagadas de la gente", manifiesta. 

Así, los comerciantes quieren mandar un "aviso a navegantes", ya que, aseguran, "no vamos a consentir que la gente tenga problemas para ir a trabajar. El que las hace, que las pague", dice González con rotundidad. 

VIGILANTES

El presidente de los comerciantes de la Praza de Abastos no duda en apuntar, en representación de sus compañeros, que estarán "vigilantes" a lo que ocurra cuando se produzca el traslado a la Alameda después de Navidad, para evitar que haya algún tipo de desperfecto. "Nos da igual si hay más o menos policías, pero el Concello tiene que ponerle freno. No hay derecho a que con nuestros impuestos se destroce impunemente nuestra zona de trabajo", concluyó. 

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