Opinión

Premios sexistas

El mismo mar, las mismas olas y sin embargo el ganador de un campeonato de surf en Canarias se llevó mil euros de premio y a la ganadora le regalaron un bikini. No, no es una broma…

A principios de año en Asturias también se produjo algo similar, el campeón se llevó dos mil euros y a la campeona le dieron 500. Con el agravante de que la administración local subvencionaba el evento.

En un campeonato de pádel en Ávila, el triunfador del certamen obtuvo un premio de 500 euros, en la categoría femenina la ganadora cobró 300. La justificación de los organizadores del evento fue que había 50 inscritos y 9 inscritas. A los responsables les parecía lógico que hubiese una recompensa mayor para quien ganaba a más contrincantes. Tal vez habría más inscritas si supieran que podían ganar lo mismo que los hombres…

En Bélgica, en la famosa maratón de Bruselas, los ganadores obtenían un premio tres veces superior al de la categoría femenina. Fueron varios los políticos belgas en denunciar el caso y consiguieron que en la última edición se equipararan los premios en ambas categorías.

Me pregunto cuántos casos de estos existen en los cientos o miles de campeonatos deportivos de toda índole, cuantos no llegan a los medios y se pierden en la indiferencia y el olvido. 

Es preciso aplaudir la decisión unánime de todos los grupos políticos del Senado para sacar adelante una proposición de Ley que equipare los premios deportivos entre hombres y mujeres. La norma será de aplicación para todas las administraciones o empresas públicas que organicen o subvencionen eventos deportivos. 

Era hora. Lo que parece inaceptable es que desde los poderes públicos se envíen mensajes en favor de la igualdad y luego se subvencionen campeonatos donde las deportistas son consideradas de segunda categoría. El mensaje por la equidad queda entonces en mero discurso de postureo, cuando lo que hace falta es una política equitativa coherente y transversal.

Bienvenida, pues, esa nueva Ley que deberá tramitarse en el Congreso. Esperemos que este ejemplo despierte las conciencias de las entidades privadas. Son ellas las que mayoritariamente patrocinan eventos deportivos donde las desigualdades son el pan de cada día. 

Sólo un dato: del total de patrocinios deportivos sólo el 0,4% es para el deporte femenino. Estamos ante la pescadilla que se muerde la cola. ¿Cómo pretenden que se incremente el número de mujeres deportistas cuando los recursos económicos son las migajas que quedan después de financiar al masculino?

Todo está estructurado para que sea el deporte masculino el que genere y absorba la riqueza. Sólo hay que ver la lista de los cien deportistas mejor pagados: sólo una mujer, la tenista Serena Wiliams. Y el primero -por supuesto- un futbolista: Cristiano Ronaldo.

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