Opinión

El "proceso" catalán

Entiendo perfectamente que el ciudadano de a pie esté hasta el "gorro" de que en los medios de comunicación se hable tanto del proceso soberanista de Cataluña impulsado por Mas y ERC. Desde la Diada celebrada hace dos años, que fue realmente cuando se dio el pistoletazo de salida al desafío independentista, han sido innumerables los espacios dedicados en los periódicos, televisiones y radios al "raca-raca" separatista. Con razón tiene que cansar, porque los problemas cotidianos de las personas, también de los que viven en Cataluña, no son precisamente los relacionados con las ansias de separarse de España de los políticos nacionalistas. 

Pero haciendo de tripas corazón, habrá que seguir hablando de esta cuestión, sobre todo porque este jueves tendrá lugar una nueva Diada, donde los independentistas querrán, y seguramente conseguirán, volver a hacer una demostración de su fuerza en la calle. Una Diada que tendrá lugar a escasos dos meses de la fecha, 9 de noviembre, que Mas y sus socios fijaron para intentar llevar a cabo ese referéndum a todas luces ilegal y que, si nos atenemos a lo que por activa y por pasiva viene diciendo desde hace tiempo el presidente del Gobierno, no se va a permitir que se celebre. 

Parece evidente que en cuanto el Parlamento de Cataluña apruebe dentro de unos días la denominada Ley de Consultas, con la que Mas pretende revestir de legalidad su desafío al Estado, será recurrida por el Gobierno de la Nación ante el Tribunal Constitucional y este la declarará ilegal. La única duda que a fecha de hoy existe es saber qué hará entonces el presidente de la Generalitat: ¿acatará la decisión del Constitucional o, por el contrario, sacará las urnas a la calle?; ¿convocará Mas unas elecciones autonómicas anticipadas, como sustitutivo del referéndum, a las que intentaría dar un carácter plebiscitario? 

En todas esas cuestiones estábamos a finales de julio cuando estalló el bombazo de Jordi Pujol en forma de confesión personal de que durante 34 años había estado ocultando a Hacienda un dinero que tenía en Andorra. El líder del nacionalismo catalán, el icono para muchos del 'seny' catalán, resulta que, como bien dijo el nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, entre patriotismo y patrimonio eligió lo segundo. La imagen de un nacionalismo impoluto que sólo se movía por el amor y el servicio a Cataluña saltó por los aires. El "proceso" separatista quedó herido de muerte y sólo hay que esperar a ver cuánto tiempo lo mantiene Mas en la UCI. Evidentemente, los que se frotan las manos con todo esto son los de ERC, que nunca hubiesen soñado que les pusiesen tan fácil alcanzar el poder. Es lo que tiene creerse, como le ha pasado a Mas, llamado por Dios y por la historia a llevar a tu pueblo a la tierra prometida.

Te puede interesar