ECONOMÍA

¿Puede haber desarrollo sin crecimiento?

Dibujo
photo_camera Albino Prada, economista y profesor de la Universidade de Vigo.

Regiones como Leipzig, Devon o Essex igualan el nivel de desarrollo social de otras significativamente más ricas, como Bruselas o Luxemburgo. ¿Son un buen espejo para Galicia? Hay quien piensa que sí.

Los cursos de verano, incluso los de la sesuda economía, dan margen para una cierta relajación académica, donde a veces aflora el sentido del humor. Es en ese ambiente donde se cultivaron frases como la de que un economista es un experto que sabrá mañana por qué las cosas que predijo ayer no sucedieron hoy. Pero lo cierto es que, con sus errores a cuestas, los economistas siguen desempeñando un claro liderazgo social, que trasciende su campo para adentrarse en la política.

Tal vez este último sesgo de los economistas inspiró chistes como uno en el que le preguntan cuánto es 2+2 a un matemático, a un estadístico y a un economista. El matemático no lo duda: "4, exactamente". El estadístico pondera: "En promedio, 4, con un margen de error del 2%". El economista acerca la silla al entrevistador y baja la voz para susurrar: "¿A qué desea usted que sea igual?".

Lo cierto es que, como dijo John Maynard Keynes, uno de los economistas más brillantes del siglo XX, las ideas de los economistas son “mucho más poderosas de lo que generalmente se piensa”. Pero no todos los economistas se atreven a aventurar alternativas para salir adelante cuando hay problemas. Algunos prefieren constatar lo que pasó, quizá porque saben que otros colegas predijeron más recesiones de las que hubo y en cambio se olvidaron de alertar de alguna gran recesión, como la última.

Sea como sea, quedan economistas dispuestos a jugársela. Entre ellos, uno gallego, de la Universidade de Vigo, Albino Prada, quien está convencido de que el despilfarro, de personas y de riquezas, es hoy la mayor amenaza.

Prada escribió un libro titulado precisamente El despilfarro de las naciones y este verano se fue a Barcelona para dirigir un curso donde se concluyó que no todo es Producto Interior Bruto y, en consecuencia, el desarrollo social, a diferencia del crecimiento económico, no debe identificarse con el incremento del PIB. Dicho en otras palabras: Los despilfarros de riquezas por parte de naciones y seres humanos serían algo usual en la actual forma de producción y distribución, de modo que sería necesario realizar un gran viraje en la producción y población mundiales para permutar cantidad por calidad. En definitiva, no se trataría de emular a los más ricos, sino a algunos menos ricos que alcanzaron logros semejantes.

¿Hay casos así? ¿Puede mirarse Galicia en algún espejo? Las regiones europeas más virtuosas transformando nivel de riqueza en desarrollo social son más frecuentes entre las menos ricas: ejemplos de ello son Alsacia, Bretaña y Leipzig. De hecho, regiones europeas como Leipzig, Devon o Essex igualan el nivel de desarrollo social de otras más ricas, como Bruselas o Luxemburgo.

Según Albino Prada, son múltiples los ejemplos revisados en los que queda de manifiesto que con un menor nivel de crecimiento y de ingresos por habitante es posible alcanzar un mejor y mayor desarrollo social. Por añadidura, menores niveles de producción e ingresos se asociarían a menores huellas ecológicas con mayores niveles de bienestar social. “Nuestros colapsos son de sobrecapacidad (de créditos, de edificación, de stocks sin vender) a los que respondemos con un despilfarro masivo de personas (parados)”, sostiene también este economista, que ve un amplio margen de actuación para mejorar la transformación de un menor crecimiento económico en un mayor bienestar social o crecimiento inclusivo.

@J_L_Gomez

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