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Los puentes que no hizo Eiffel en Galicia

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photo_camera El puente sobre el Lima, en Viana do Castelo es la obra de Eiffel más cercana a Galicia.

La sombra de Eiffel es más alargada que la de su famosa torre de París. El único río gallego que cruza un puente de Eiffel es el Limia ...en Portugal.

Hasta que se publicaron los primeros trabajos sobre historia ferroviaria de Galicia, en el final de la década de 1990 y la primera de este siglo, el nombre de Eiffel se utilizaba como reclamo publicitario de la mayor parte de los grandes puentes y viaductos metálicos de nuestro país. En Redondela, la villa de los viaductos, llegaron a ser atribuidos ambos puentes a la inspiración del ingeniero francés, al igual que el que cruza el Miño entre Tui y Valença o el que lo hace, aguas arriba, en Os Peares.

En poco más de una década y media quedaron trazados y montados todos los puentes metálicos que discurren por las vías férreas gallegas y ninguno de ellos fue obra del constructor de la Torre Eiffel. ¿A qué se debe entonces esa falsa atribución? La magnificencia de la torre parisina es la principal causante de esta errónea concepción. La popularidad de Eiffel y de su obra se han convertido en referentes de una técnica constructiva que, sin embargo, ya se aplicaba en puentes y viaductos cuando él era todavía un estudiante por ingenieros como Alexandre-Théodore Lavalley y empresas como Ernest Goüin et Cie, o la compañía Fives Lilles. Lavalley fue el responsable del primer gran viaducto metálico en territorio español: el de Ormaiztegui que cumplió la semana pasada 151 años. 288 metros de longitud y 35 de altura máxima le proporcionan una imponente estampa.

Los viaductos de Redondela

Diez años después, entre 1872 y 1876 se construye el viaducto de Redondela. De nuevo el fantasma de Eiffel vuelve a sobrevolar esta obra de ingeniería que tiene una longitud, en su parte metálica, de 256 metros. Ni él ni su empresa son responsables de esta obra, ya que el proyecto fue ejecutado por Parent Schaken Hovel & Caillet, luego renombrada como Compagnie des Fives Lilles. Curiosamente, sí existe una relación entre Fives Lilles y Eiffel. La empresa de origen belga, luego instalada en Francia fue la responsable del diseño, construcción e instalación de los ascensores en la torre Eiffel.


Parte de la leyenda de Eiffel con el viaducto antiguo de Redondela, recientemente rehabilitado, surge como elemento colateral de la historia de otro personaje vinculado a esa imponente estructura metálica una de las más grandes de España en su momento. Se trata de Pedro Floriani, un técnico, contratista o ingeniero de origen italiano que, según contaba su nieta, María Dolores Floriani, había trabajado para la empresa de Eiffel, en varios viaductos portugueses. En el país vecino contrajo matrimonio y de allí vino a instalarse a Galicia, trabajando en el primer viaducto redondelano. Como a otros muchos técnicos y contratistas, Floriani no cobró de MZOV, una empresa que vivió muchas crisis a lo largo de su azarosa historia. Angustiado, se tiró del viaducto, aunque no falleció. Vería las pruebas de carga que se realizaron en 1877 y el paso del primer tren, al año siguiente.

El puente Internacional de Tui

Quizá el ejemplo más significativo de esa falsa fama constructora en tierras gallegas que ha tenido  Eiffel es el puente internacional sobre el Miño, entre Tui y Valença. Su carácter internacional obligó a una exahustiva documentación desde el mismo momento en que España y Portugal acordaron su construcción, su emplazamiento, el ingeniero español Pelayo Mancebo diseñó su estructura íntegramente metálica, una comisión en Lisboa adjudicó su construcción a la compañía belga Braine-le-Compte, que modificó el proyecto soportando la estructura sobre pilas de cantería en vez de metálicas como había definido Mancebo, alegando una reducción significativa del coste de la obra.

Mancebo no solo no fue discípulo de Eiffel, sino que adoptó una solución técnica totalmente diferente de la que aplicaba el ingeniero francés en obras de esta naturaleza. No hay más que viajar 66 kilómetros por la costa hacia el sur para encontrar en Viana do Castelo el único viaducto construido por Gustave Eiffel sobre un río gallego, el Limia, aunque ya en tierras portuguesas. Ambos son de tablero para triple uso: peatonal, vehículos y ferroviario. Pero mientras el de Eiffel en la desembocaura del Lima lleva la plataforma ferroviaria en la parte inferior, el de Mancebo lo hace en la superior, constituyendo una singularidad en su época. 


El viaducto sobre el Lima venía precedido por el éxito del Ponte de María Pía, sobre el Douro, y que en su momento fue el puente metálico más largo del mundo. 
La empresa de Eiffel aspiró a construir el puente internacional de Tui y se presentó al concurso. Pero perdió.  Nunca llegó a cruzar el Miño para hacer obras en suelo gallego. 

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