Agenda 13 de marzo

Ramiro Gómez, alma de La Ibense

Uno de los referentes del hostelería de la ciudad, un incansable que no quiso saber de vacaciones en 52 años de actividad. 

La rúa do Paseo se quedaba desangelada en febrero de 2010, cuando más de medio siglo después, la heladería La Ibense cerraba sus puertas y dejaba huérfano el paladar de miles de ourensanos. Los famosos helados que comenzaban a preparar a las cinco de la mañana no tenían competencia, aunque el chocolate con churros tampoco se quedaba corto. Ocho años después de aquella traumática noticia y todavía con el recuerdo de los sabores de la Ibense muy presente, la sociedad ourensana perdía ayer a su fundador, Ramiro Gómez Gómez, a los 86 años, que se va dejando un legado imborrable para siempre en el recuerdo de la ciudad. 

En Ourense se queda su esposa e inseparable compañera a los mandos de la Ibense, Manuela Viso, así como cuatro hijos y cuatro nietos. Era un hombre muy apegado a la familia y a la ciudad, por lo que su pérdida ha golpeado a muchos ourensanos, como el expresidente de la Diputación José Luis Baltar, amigo y vecino de Ramiro Gómez, y Manuela Viso. 

El suyo era un negocio de verano que supieron adaptar al frío del invierno y se acabó convirtiendo en un punto de encuentro habitual y lugar singular, y un establecimiento que a día de hoy toda la sociedad ourensana añora. Son muy pocos los vecinos de Ourense que no hayan pasado por aquel espacio a pedir un helado, tomar un café, o un chocolate con churros.

Ourense pierde así de sus piezas de referencia del hostelería local aunque, al menos, se marcha tras haber recibido el merecido homenaje de toda la sociedad ourensana, como el realizado en septiembre de 2011. 

En aquella fecha, el entonces alcalde, Francisco Rodríguez, y el propio Baltar no escatimaron elogios para referirse a la trayectoria de Ramiro y, por supuesto, también de su mujer, Manuela, que no descuidaron el negocio ningún día de los 52 años que permaneció abierto. 

Ramiro agradeció siempre las inmensas muestras de cariño que le había transmitido la sociedad ourensana, tanto cuando todavía regentaban el establecimiento como después, una vez cerrado y reconvertido en una zapatería.

En el año 1958, Ramiro y Manuela arrendaron el local de La Ibense, situado en el Paseo, que era de un valenciano de la localidad de Ibi, de ahí su nombre. Al inicio fue solo una heladería, para transformarse posteriormente en cafetería. A él, el helado que más le gustaba, decía, era el de mantecado y turrón. 

Fue siempre un hombre trabajador. Abría el negocio todos los días. En verano llegaban a las cinco de la mañana y cerraban entrada la madrugada, y sin descanso ni vacaciones."El trabajo es muy esclavo", reconocía en multitud de ocasiones. "Nunca me acordé de las vacaciones", llegó a decir. Por ello, el día que se jubiló y echó el cierre fue mucho más duro Allí se quedaron entre lágrimas "muchos recuerdos, mucho trabajo y mucha ilusión", como él mismo confesó. 

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