MITO O REALIDAD

¿Realmente las botellas de agua espantan las meadas de los perros?

la foto
photo_camera Botellas de agua guardando un portal de Bernardo Gonzalez Cachamuiña, en Ourense.

Es habitual verlas en los portales, situadas estratégicamente para, dicen, impedir que los canes se alivien o marquen el territorio. ¿Pero sirve para algo?

Forman parte del paisaje de Ourense. Tanto, que si uno no se fija, pasarán inadvertidas. Botellas de agua colocadas estratégicamente en portales y entradas de casa para, según dice la costumbre, ahuyentar a los perros e impedir que se alivien o marquen su territorio en la zona. ¿Pero realmente funcionan?

Los defensores del supuesto truco argumentan que el reflejo del agua embotellada ahuyenta a los perros, fastidiando su propósito de descargar la vejiga. El boca a boca hizo el resto, y este supuesto remedio, de origen desconocido, se ha ido globalizando. México, Argentina o Colombia, donde lo venden como "un invento criollo". En Japón lo han importado para usarlo como espanta-gatos, llevándolo a una nueva dimensión un tanto obsesiva, según se puede ver en este blog. 

O sea, que el tema alcanza niveles internacionales. Pero lo cierto es que la ciencia, terca, desmonta el remedio. A la hora de mear (bien sea para marcar el territorio o simplemente porque no aguanta más), un perro se guía por su sentido más poderoso: el olfato. A través de él selecciona el punto ideal para realizar su objetivo. Por lo tanto, que en su campo de mirada se encuentre un par de botellas de agua no le va a hacer cambiar de opinión. Eso solo lo lograría conseguir productos específicos repelentes. 

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