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Ribeira Sacra entra en el club de los espumosos

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photo_camera Imagen de una botella de vino con una figura realizada en piedra.

Cristina Murga, pionera en la elaboración de espumosos, pretende lanzar hasta cuatro variedades distintas que cultiva en su finca de Sober

La DO Ribeira Sacra no tiene, todavía, en su reglamento, la autorización para certificar vinos espumosos. Cristina Murga, pionera en elaboración de espumosos en Valdeorras -recordemos que fue ella la autora del Danza que Bodegas Galiciano puso en el mercado a comienzos de este siglo- ha trasladado su convento a la Ribeira Sacra. En el núcleo urbano de Sober, una pequeña bodega y una finca de cuatro mil metros cuadrados, constituyen su laboratorio para experimentar nuevas elaboraciones y nuevas crianzas.

Aunque su idea es lanzar con las variedades tintas de su finca, especialmente la Sousón, un espumoso rosado, en la actualidad la gran novedad, grandísima, es este espumoso monovarietal de una uva muy poco conocida en los viñedos del interior de Galicia, incluso en los de la costa, con la excepción de dos indicaciones geográficas que están fuera de DO pero que tienen sello de Viños da Terra: Betanzos y Barbanza.

Las uvas con las que elaboró el vino base de su nuevo Chris, proceden de un viñedo de Boiro, con cepas de 200 años de edad. La uva es Branco lexítimo, también conocida como Albarín y Raposo. La elaboración sigue el método tradicional Champenoise, con segunda fermentación en botella y posterior crianza en rima, en el caso de Cristina, todos sus espumosos siempre desarrollan esa crianza en cueva, durante 24 meses.

Chris llega así, con vino de la cosecha de 2014, que ha ido redondeándose a lo largo de estos dos años en una cueva natural. “Es un aspecto muy importante por la estabilidad en la temperatura y la humedad”, explica Cristina, al referirse a su experiencia con las crianzas en cueva. Tras el degüelle se despacha la expedición sin más añadido que el mismo espumoso, para completar la pérdida de la operación, por lo que es un brut nature.

El resultado de este experimento es un espumoso magnífico. Si la variedad ya resulta sorprendente,  la conversión a espumoso la realza con cualidades que le aportan las lías, el largo reposo de dos años y una burbuja fina, persistente y muy bien integrada. Chris se vende en formato Normal (18) y Magnum (45).

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