Opinión

Símbolos vexilológicos propios

En varias ocasiones hemos comentado cómo en Cataluña bastantes organismos públicos e instituciones estaban conculcando la ley -en este caso la Ley 39/81 de 28 de octubre- al no exhibir la bandera de España, siendo ésta de uso obligatorio, recogido además en el artículo 4.2 de nuestra tantas veces invocada en los últimos tiempos Constitución española.

Pues bien, el tema de nuestros símbolos vexilológicos ha recobrado toda su importancia a tenor de los recientes acontecimientos acaecidos en aquella comunidad autónoma española -que obviamente lo es-. No sólo por la presencia masiva de la enseña de nuestro Estado, que se está produciendo en nuestro territorio y con especial énfasis en el catalán, sino porque estamos asistiendo a escenas donde los símbolos adquieren una proyección inusual.

Aconteció en el Parlament cuando se votaba en medio de un esperpento valleinclanesco la declaración de la república para Cataluña, pues los diputados del grupo popular, antes de abandonar el foro, dejaron sobre sus escaños tanto la señera como la bandera española. El pasado domingo, en la conclusión de la magna manifestación en defensa de la unidad de España, el expresidente del Parlamento europeo, Josep Borrell, al tiempo que mostraba sendas banderas de España y Cataluña, afirmaba que quería que sus hijos y nietos “tengan unos símbolos con los que se puedan identificar”. Y eso que horas antes el ya cesado Puigdemont, en una breve aparición en la TV3, pedía a los independentistas que respetasen los símbolos. No especificó a qué símbolos se refería, pero a buen seguro que era la “estrellada”, enseña con la que se visibiliza el movimiento secesionista. No debió de leer ese día la encuesta del diario El País, que recogía que el 60% de los catalanes se siente más identificado con la “senyera” que con la “estelada”, un 22%.

Aún recordamos lo que dijo el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, en la ceremonia de los Premios “Princesa de Asturias”, quien calificó de “visión hermosa” las numerosas banderas de España que observó en la capital ovetense. Y lo dijo con orgullo. El mismo orgullo que se siente cuando nos identificamos con un símbolo tan propio como es la bandera, la de nuestro país y la de nuestra Autonomía.

Te puede interesar