LA REVISTA

Síndrome de down, cuando el ejercicio es respirar

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Cada una de las células de nuestro cuerpo están compuestas por 46 cromosomas, 23 a cargo de cada uno de nuestros padres

Una alteración genética en ese prodigioso proceso llamado vida, por ejemplo una copia extra en el par 21, desencadena en el feto lo que se conoce como el Síndrome de Down, cuyos afectados presentan una serie de características físicas y psíquicas fácilmente identificables por todos.

En otra época, esta población tan sensible y especial era objeto de burla, una pesada carga, o relegada a un papel más propio de una mascota. Hoy, sin ocultar la enorme responsabilidad que conlleva su educación, el objetivo es su integración en la sociedad e independencia, dentro de sus posibilidades. 

El papel de los padres 

Porque la Asociación ‘Down España’ insiste en que no existen grados, sino diferentes formas en las que el síndrome afecta, dependiendo de factores internos -difícilmente modificables- y externos. 

Entre los externos, será fundamental el papel de sus padres. heroicos luchadores desde el primer día, pero necesitados de ayuda para gestionar el gran reto de sus vidas. Dejarse asesorar por especialistas en la materia será el paso más inteligente y fundamental para asentar los pilares básicos y gran parte del futuro de su hijo en un mundo siempre hostil.

Un trabajo adaptado

Si los niños necesitan el ejercicio físico como el comer, los niños con síndrome de down, lo precisan como el respirar. Predomina en ellos un bajo tono y fuerza muscular, hiperlaxitud articular, problemas de motricidad, extremidades cortas y, a veces, frecuentes problemas respiratorios y cardiovasculares. 

Una vez más, su trabajo debe ser personalizado, dirigido por un profesional, rodeado de un ambiente familiar, acogedor, reconocible. Lo cual no le exime de ser tratado como un cliente más, y no como un bebé. Con sus privilegios y con sus deberes. Los beneficios físicos y psicológicos serán evidentes.

Este grupo de gente tan especial compensa cualquier esfuerzo con su cariño, ilusión, persistencia y sensibilidad. No vemos en ellos limitaciones, sino un universo de posibilidades por descubrir. 

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