RECOMENDACIONES

Al sol, toda precaución es poca

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photo_camera Un grupo de personas se relaja bronceándose en la Chavasqueira, a orillas del río Miño.

Una serie de consejos para proteger la piel, refrescarse del calor ourensano y sobre todo, llegar vivos a septiembre

A las dos y media de la tarde de un mes de julio ourensano, quien más quien menos, está a vueltas con la comida. Quizás cocinando, colocando el plato en la mesa, tomando el café de después o echando esa pequeña pero revitalizante siesta de estómago lleno.

Los casi cuarenta grados que marcaba el viernes pasado a esas horas el ya famoso termómetro del parque de San Lázaro, no invitaban a salir de casa voluntariamente. Y muchísimo menos, a tumbarse bajo el sol cual bañista bronceado en el Mediterráneo. Pero usted y yo sabemos -nos han dicho, nos suena, hay valientes que pasean por las calles a mediodía y que han presenciado tal suceso- que a esas horas hay personas tomando el sol a orillas del río. Y lo peor, sin duda, es que podría ser su vecino el del tercero,  el primo al que hace tiempo que no ve, o quizás... incluso usted mismo.

¿Nos hemos vuelto locos? ¿El bronceado se nos está subiendo a la cabeza? ¿Queda esperanza?
 Punto número uno: la playa fluvial de Ourense es un bello eufemismo, y en el Miño, como mucho, meta usted un pie para refrescarse. Aunque se lleve un vaporizador de agua, ¿acaso no se podría freír un huevo en esa piel morena? Punto número dos: el sol, a esas horas, no calienta, quema y asfixia cada célula del cuerpo.
Y aunque la ola de calor no sea un tema nuevo, y el archivo de La Región sea muestra de ello (hce un año se hablaba justamente de lo mismo), la llegada de la alerta naranja de estos días no ha asustado a los amantes del bronceado.

Viva el bronceado, pero con sentidiño, como dirían nuestras abuelas. Los expertos recomiendan, además de evitar la exposición directa durante las horas de mayor intensidad, aplicar con frecuencia protección solar y no aprovechar los restos de la del año anterior. Una vez abierta, la crema es eficaz durante doce meses. Pasado el año, hay que renovar el botiquín. Además, se recomienda usar también un producto post solar, para calmar la piel tras la prolongada exposición.

Por otra parte, la alimentación siempre puede ayudar a sobrellevar las cálidas temperaturas. Además del vaporizador, lleve en la mochila una botella de litro y medio de agua fresca, fruta veraniega (sandía, melón, nectarina, albaricoque...) o una refrescante ensalada.
Si nos bronceamos a orillas del Miño, alerta naranja o no, por lo menos no nos quedemos churruscaos en el intento.

Mayores y niños, los más sensibles a golpes de calor

Las altas temperaturas afectan, sobre todo, a las franjas de edad más susceptibles, como niños y  personas mayores. 

20170717210603810_resultChelo Ferreiro, enfermera con amplia experiencia en el área de gerontología, recomienda "atender a los síntomas de sequedad, calor y enrojecimiento de la piel, náusas y vómitos, dolor intenso de cabeza o confusión en los más mayores", ya que podrían indicar que se está padeciendo un golpe de calor. 

Si se perciben varios síntomas, se debe actuar rápidamente, "lo primero es retirar el foco de calor, llamar a los servicios sanitarios, aplicar paños de agua fría en el cuerpo o entrar en un establecimiento con aire acondicionado si no se está en casa", afirma. 

Chelo recomienda "evitar la hora punta, usar ropa fresca, de algodón y colores claros, y beber agua, espaciando en el tiempo su ingesta y realizarla poco a poco, con sorbos pequeños", como mejor antídoto frente a los golpes de calor.

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