Hockey

¡Son de otra categoría!

OURENSE (CAMPO DE HOCKEY MARIÑAMANSA). 10/06/2018. OURENSE. Ascenso a División de honor B del equipo de hockey sobre hierba masculino Barrocás categoría, tras ganar el partido a penalties contra el Sardinero. FOTO: ÓSCAR PINAL.
photo_camera El Barrocás quiso agradecer el apoyo de los aficionados.

El Barrocás supera al Sardinero en el partido decisivo de la promoción y consigue, en la tanda de penaltis, el ansiado regreso a División de Honor B

El refrán se hizo realidad. A la tercera fue la vencida y, tras dos decepciones, el CH Barrocás consiguió regresar a División de Honor B. Lo hizo tras un encuentro épico ante el Sardinero cántabro. El tercero y decisivo de una promoción de la que solo uno podía salir victorioso. Para corazones fuertes y cabezas frías. Solo así se entiende que los ourensanos aguantasen con un hombre menos la mayoría del duelo.

Apretaron los dientes, capearon los momentos malos y, en la mal llamada lotería de los penaltis (Shoot Outs) tras el 5-5, consiguieron el premio gordo: victoria y ascenso.

Intentó el equipo de Roberto Oliveira llevar el peso del encuentro en su tramo inicial. Costó. Ourensanos y santanderinos se jugaban mucho y eso se traducía en imprecisiones. Hasta que apareció Xurxo para desviar una bola con calidad e inaugurar el marcador en el minuto 7.

El propio "10" local tuvo la opción de aumentar la distancia, pero falló un penalti. Y ahí llegó el caos. Un cambio, una protesta, y la expulsión de Albornoz, que dejaba a los locales con diez jugadores para el resto del partido. 


Fueron los peores momentos del Barrocás, acentuados con el empate del Sardinero tras aprovechar un rechace en el área antes de finalizar el primer parcial


Oliveira aprovechó el primer parón para calmar los ánimos. Funcionó. Los naranjas salieron a por todas en el segundo cuarto y Anxo puso el 2-1 en la primera acción de ataque. El Barrocás presionaba y mordía, cubriendo bien la inferioridad numérica. Pero cuando mejor estaban, error defensivo y empate de los visitantes. Se hizo largo el tiempo que precedió al descanso, pero el marcador no se movió.

En la reanudación, golpeó el Santander. Nada más comenzar, tirando de efectividad, se adelantaban por primera vez en el encuentro con el 2-3. Aparecieron los nervios en los locales delante de una afición que apretó y mucho en Mariñamansa. Xurxo rozó el empate y el pie del meta del Sardinero lo evito. Por el camino del gol se cruzó también el larguero. Nada. El partido entró en el último cuarto con el 2-3 

Era el momento de los valientes. Un ascenso en 17 minutos. Y cada uno de ellos cumplió las expectativas. Los protagonistas dejaron un cuarto taquicárdico. Xurxo volvió a poner las tablas tras un penalti córner. Poco después, el Sardinero logró el 3-4 tras un fallo defensivo local. Pero, en la siguiente jugada, Anxo volvía a ver puerta para colocar el 4-4. Sin respiro.


Mirando el cronómetro


Para añadir emoción, los cántabros se volvieron a adelantar, tras un penalti córner, que se repitió, y a pesar de la buena parada de Dylan.

Tocaba apelar a la épica (aún más). La tensión en la grada se trasladó al césped. Xurxo fue expulsado temporalmente por protestar un ansiado penalti que los colegiados no señalaban. Portero-jugador al césped y a atacar con todo. Cuando por fin los árbitros señalaron el penalti córner, Rubén Quintas llevó el 5-5 al marcador, el júbilo a la grada y el partido a la tanda de Shoot Outs.

Otra vez. Los tres partidos de esta promoción se decidieron de la misma forma en una clara muestra de igualdad. Los porteros se erigieron como figuras. Costaba un mundo marcar. El Sardinero golpeó primero en su segundo lanzamiento. Xurxo, recuperado para la causa, equilibró la balanza en el cuarto. Sin novedades en el quinto, así que la muerte súbita estaba servida.

Xurxo (quién si no) cogió la responsabilidad y marcó. Era el turno de Dylan bajo palos. El meta se hizo gigante, frenó a su adversario y certificó el ascenso. El Barrocas vuelve a División de Honor B. Lágrimas, abrazos, entre los jugadores y con los aficionados. La ocasión lo merece. Por fin los naranjas vuelven a sonreír.

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