Opinión

¿Usted no está harto?

Pues yo sí. Estoy harto ya de que de cada diez temas que se me ocurren para estos artículos, últimamente nueve traten de lo mismo. Yo querría escribir sobre otras cosas, literatura, cine, amor, poesía... Pero no.

El caso es que me acabo de enterar de que hay un canal de televisión en España, Córdoba Internacional, patrocinado por un jeque saudí y que emite desde San Sebastián de los Reyes (¡ya hace falta mala suerte, pensarán los musulmanes responsables del canal, para emitir desde un sitio con ese nombre!) que impone a sus presentadoras, empleadas, tertulianas e invitadas un estricto código de vestimenta y comportamiento que se rige según los dictados de la sharia. Nada de faldas cortas, transparencias, escotes, maquillaje, tacones ni pantalones salvo que en este último caso vayan acompañados por encima de una falda larga. Y tampoco nada que deje a la vista "la raíz del pelo". A mí esta última exigencia me deja asombrado ¿pueden enseñar las puntas, las chicas? No lo sabía, pero este detalle creo yo daría para un anuncio genial de Fructis–Garnier o de Llongueras.

La idea del anuncio publicitario me ha recordado otro anuncio (no sé de qué, por cierto) que oí en la radio el otro día. Un diálogo que yo me imagino por ejemplo interpretado magistralmente por los geniales Saza y Alfredo Landa:

– ¡Martínez! ¿Qué hace usted con bermudas en la oficina?

– Pe, pe, pero jefe... si usted lleva un pareo.

– ¡No me venga con esas, Martínez, no me venga con esas!

Pues estos jeques son así, solo que en lugar de regalarle cuatro gritos, en su caso Saza tiraría a Alfredo Landa desde un campanario. Y no es humorístico.

Tampoco es humorístico que permitamos en España, la nación antes llamada Al-Andalus (esto es como lo de "el artista antes llamado Prince"), la existencia de una empresa, en este caso una televisión privada, cuyas normas internas se burlan abiertamente de nuestra Constitución y de nuestros derechos laborales, civiles y sociales.

Según he podido averiguar por internet, el jeque propietario de dicho engendro televisivo es un tipo que se llama Al-Fawzan, wahabista, que aboga entre otras lindezas por la persecución y eliminación de cristianos, judíos, ateos, homosexuales y una larga lista de etcéteras variados. Los etcéteras los pone él y ahí se incluyen también aquellas mujeres a las que se les pueda ocurrir la peligrosísima idea de ponerse rimmel o ir a la playa, actos ambos que, digámoslo, hacen mucho más contra el islamismo radical que todas las operaciones del MI5 juntas.

Doy por hecho que si en cualquier país de Europa hubiera una televisión que promoviera ideas nazis, de persecución o exterminio social o racial, las leyes e instituciones la prohibirían y sancionarían. No entiendo porqué a esta no.

Pero no todo es malo en esa empresa del señor Al–Fawzan. Una cosa tienen a su favor sus empleadas y tertulianas: se ahorran una pasta en cremas de protección solar.

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