VALDEORRAS

Vertidos industriales colapsan las redes de Vilamartín y A Rúa

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photo_camera Fachada principal de la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) de A Rúa.

Los residuos de las empresas ruesas serán regulados y en Arcos, tratados en una depuradora 

El tratamiento de los vertidos de la industria trae de cabeza a los equipos de gobierno de Vilamartín y A Rúa. En tierras vilamartinesas, el alcalde, Enrique Álvarez Barreiro, busca la fórmula más adecuada para resolver el problema surgido en la fosa séptica de Arcos. Aquí, el sistema fue desbordado totalmente con la incorporación de las aguas residuales de otros núcleos y, o sobre todo, las de varias empresas. A su vez, el regidor rues, Luis Fernández Gudiña, pretende frenar las sanciones de la Confederación Hidrográfica do Miño-Sil sacando adelante una ordenanza reguladora de los vertidos de la industria y, especialmente, de las bodegas.

El alcalde de Vilamartín, Enrique Álvarez Barreiro, se reunió con el director xeral de Augas de Galicia, Roberto Rodríguez Martínez, al objeto de recabar su ayuda para acabar con los vertidos de Arcos. Construida para tratar las aguas residuales de este pueblo, posteriormente comenzó a recibir las de Córgomo, Baxeles, As Gralleiras, Valdegodos y, especialmente, las de un hotel, dos empresas de piedra y tres bodegas.

En un primer momento, los técnicos municipales bajaron la construcción de una fosa séptica de mayor capacidad para tratar todos los residuos. Esta tesis fue abandonada pronto, debido al enorme volumen de residuos procedentes de las industrias. "Sería máis grande que a de Vilamartín", dijo el alcalde. Ahora, la opción que maneja el equipo de gobierno plantea dejar una infraestructura pequeña para el pueblo de Arcos y llevar el resto de los vertidos a una EDAR (estación depuradora de aguas residuales).

Al objeto de analizar estas y otras opciones posibles para resolver el problema de la obsoleta fosa séptica de Arcos, los técnicos de Augas de Galicia se desplazarán hasta el pueblo vilamartinés. El director xeral, Roberto Rodríguez, adquirió el compromiso de redactar el proyecto y planteó la posibilidad de acudir a los fondos de la Unión Europea para financiar su ejecución. Aún es pronto para concretar el coste de la solución del problema. Pese a ello, una estimación del Concello elevó por encima de los 200.000 euros la inversión necesaria para adquirir los equipos, a la que habría que sumar el precio de la obra civil.n

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