MÚSICA

Los vicios confesables de Jimi Hendrix

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photo_camera Jimi Hendrix, uno de los músicos más apasionantes de la historia del rock.

La historia de Jimi Hendrix a ese nivel ya es conocida, pero me gustaría detenerme en otro aspecto: la inmensa capacidad de comunicar y de conectar de Jimi Hendrix con otros músicos

Tanto con motivo de la edición del último disco de rarezas extraído del inagotable legado musical que dejó grabado Jimi Hendrix, "Both Sides Of The Sky", como de la reedición del libro "Jimi Hendrix: Sessions" que publicara originalmente Ediciones Celeste en 1998, la figura de uno de los músicos más apasionantes de la historia del rock ha vuelto a cobrar actualidad, si es que la hubiera perdido en algún momento. Su inmenso talento y su innata capacidad para innovar, para revolucionar por completo todo lo que eran el blues y el rock en los años 60, así como sus históricas apariciones en los festivales de Monterey o Woodstock, hicieron que en su corta pero intensa carrera conociéramos un artista único e irrepetible, un genio de una magnitud extraordinaria. 

La historia de Jimi Hendrix a ese nivel ya es conocida, de manera que en esta ocasión me gustaría detenerme en un aspecto de su carrera menos apreciado y entiendo que sumamente atractivo: la inmensa capacidad de comunicar y de conectar de Jimi Hendrix con otros músicos, su constante deseo de intercambiar y compartir experiencias, aspecto que se ha tratado menos en todo el material que se ha editado desde su muerte en 1970.

Todo aquel que conociera a Jimi Hendrix sabe que una de las cosas que más le gustaba hacer era jamsessions. Su club favorito en Londres, el The Chasco Of Saint James, el local en el que debutó en directo recién llegado a Londres y en donde conoció a la que fue su pareja durante algún tiempo, Kathy Etchingham, era el escenario donde resultaba relativamente frecuente verle tocar, de forma improvisada, por supuesto sin anunciar nada previamente, con gente como Eric Burdon, Jeff Beck o cualquier otro de los músicos de aquel Londres del Swinging London que iban tanto a este local como al Spekeasy, el UFO o al Marquee. Pero además de esas memorables jam-sessions en clubes, en el estudio nuestro hombre se encontraba en su elemento natural, y justamente una de las novedades más interesantes que aporta "Both Sides Of The Sky", esta nueva colección de canciones inéditas a la que nos hemos referido es la inclusión de más de una pieza en la que Jimi Hendrix se muestra como ese artista inquieto, rompedor de esquemas y que nunca hizo ascos a tocar con otros músicos. “20 Dollars Fine”, en donde graba mano a mano con Stephen Stills, esa maravilla blues-rock llamada “Things I Used To Do” en el que se une al gran padre albino del blues, Johnny Winter o el “Georgia Blues” con Lonnie Youngblood son los mejores ejemplos de como el talento de Hendrix crecía aún más si cabe cuando entraba en contacto con músicos que podían sintonizar bien con él, estar en su misma longitud de onda y abrir sus sentidos. 


Una joya discográfica


Discográficamente hay, como expongo al comienzo, pocos discos en los que se revele esa faceta, pero existe uno que es una joya que desde estas páginas me atrevo a recomendar muy especialmente: "The Kings Jam In New York", disco grabado en vivo justamente tal día como hoy, 15 de abril de 1968 en la histórica jam que protagonizaron Jimi Hendrix y B.B. King en el Club New York City junto a The Paul Butterfield Band con la colaboración de Al Kooper y Elvin Bishop. Uno de los directos más sensacionales que se pueden escuchar de aquella fascinante época de finales de los años 60. 

Entre 1968 y 1969, tras la desaparición de la Jimi Hendrix Experience y hasta que tomó forma la Band Of Gypsies, el rumbo de la carrera musical del guitarrista pudo haber sido muy distinto de como fue. En 1968, su gran amigo el guitarra de los Rolling Stones Brian Jones empezó a hacer arreglos y a organizar el cúmulo de grabaciones que hizo en 1967 en Marruecos con los Maestros Músicos de Jajouka cara a un disco que finalmente se editaría tras la muerte de Jones en 1971, y para incluir algunas partes de guitarra, llamó a Jimi Hendrix, quien era por otra parte un enamorado absoluto de toda la música y la cultura marroquí, siendo conocido que le gustaba, cuando podía pasar unos días de vacaciones, escaparse a Marrakech. A comienzos de 1969 Jones, quien veía claro que pronto dejaría a los Stones, propuso a Hendrix formar un grupo con él y con John Lennon, dado que en diciembre del 68, cuando vio a The Dirty Mac, la banda que se montó con Eric Clapton, Keith Richards como bajista, Mitch Mitchell de la Jimi Hendrix Experience y el propio Lennon en la filmación del show televisivo “Rock ´n´Roll Circus”, le entusiasmó lo que vio y pensó que podía hacer unos “nuevos” Dirty Mac, pero con Jimi Hendrix. 

Se sabe que Lennon dijo que sí a esa posibilidad aunque se descolgó pronto del proyecto, del que se hicieron y se grabaron varios ensayos. Por desgracia, la oposición total del manager de Jimi Hendrix Michael Jeffries a que se crease ese grupo motivó que no se quedara más que en eso, en unos ensayos y unas cintas que fueron robadas de la casa de Brian Jones los días inmediatamente posteriores a su muerte. Algunos extractos de estas grabaciones muchos años después se filtraron al mundo de los bootlegs y han aparecido en algunos discos piratas. 


En el camerino


Debido a que los distribuidores cinematográficos se negaban a comercializar en los años 70 películas de una duración superior a dos horas, perdimos durante muchos años la posibilidad de disfrutar de otro momento hendrixiano lleno de magia. La película en cuestión era "Gimmie Shelter", el documental sobre las actuaciones de los Rolling Stones en Nueva York y en el tristemente célebre festival de Altamont, donde murió una persona asesinada por los Hell's Angels. El equipo de rodaje filmó a Jimi Hendrix en los camerinos de los Stones a donde había ido como invitado y en donde de manera totalmente improvisada, cogió una guitarra y se puso a tocar con Mick Taylor, recién llegado al grupo procedente de los Bluesbrakers de John Mayall. Años después, el propio Albert Maysles filtró parte de esas escenas, en las que se puede ver unos breves minutos de jam junto a otras en las que aparece charlando con Keith Richards. Ojalá algún día, si se conservan en buen estado podamos disfrutar de esa magia que se creó en aquel backstage. 

Música, emociones, sensaciones, ensoñaciones... el mundo de Jimi Hendrix, el gran genio de la guitarra que nunca deja de sorprendernos. 

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