Opinión

Virxilio Rodríguez

Cuando Enoc describe el paraíso, lo hace relacionando al “árbol del bien y del mal” con el nombre de "árbol de la sabiduría". Un árbol distinto de todos los demás, grande y magnífico, que es descrito tan alto como un abeto, sus hojas se parecen a las del algarrobo y su fruto es como un racimo de uvas, y que los que comen del mismo aprenden gran sabiduría. Remiel, igual que Enoc, menciona que: del “árbol de la sabiduría” comieron nuestros primeros padres... y sus ojos se abrieron... y comprendieron que estaban desnudos... y fueron expulsados del jardín del Edén. Virxilio Rodríguez Vázquez, por su trayectoria como vicerrector del Campus de Ourense, se asemeja al árbol en que es largo y alto como un abeto, sus cabellos forman una copa de rizos que al igual que las hojas del algarrobo conforman a su cara un triangulo invertido similar al del cristo de Salvador Dalí, pero sobre todo, a que su cercana simpatía ha dado pie a que en estos últimos tiempos el Campus se integrara un poquito más en la sociedad ourensana. 

Virxilio es un tipo campechano, muy fácil de abordar y sobre todo muy voluntarista y colaborador con todos los que se han acercado a la universidad para compartir proyectos y acciones relacionadas con la formación y difusión de la cultura de nuestra casi olvidada provincia. A pesar de su juventud, con su currículum podría llenar folios por su brillante trayectoria, pero desde mi punto de vista, lo mas destacable es su excepcional personalidad de hombre tranquilo, llano, dialogante y sobre todo sencillo, algo que desgraciadamente en nuestro país no es fácil de ver en algunos ambientes universitarios, donde hasta hace no mucho tiempo y como en el ejército, se podían diferenciar con claridad meridiana los distintos estatus que componían dicha comunidad. Afortunadamente las cosas han cambiado y en la actualidad la universidad es un espacio donde la convivencia entre los docentes, alumnos y resto de la ciudadanía está muy socializada, porque a ello también han contribuido todos los que la componen. A Virxilio Rodríguez Vázquez es muy fácil confundirle con un agente de seguros, un representante de telefonía, un vendedor de coches y también, por qué no, con un personaje de cine como, por ejemplo, Sasha, el protagonista de “El violín y la apisonadora”, película de Andrei Tarkovsky que narra la historia de un niño apasionado por el violín y un obrero conductor de una apisonadora que trazan una relación de amistad entre ellos. Una obra exenta de matices políticos y que quiere representar metafóricamente las relaciones entre las diferentes capas sociales sin ningún tipo de ruptura interclasista. 

A Virxilio le conocí con motivo de un congreso internacional de peluquería que se celebró en Ourense. Me fijé que siempre lleva las mangas de su chaqueta muy cortas, su corte de pelo es valiente, elegante y transgresor; me pareció un tipo muy especial, con sentido del humor y siempre muy interesado por comunicar y establecer vínculos para integrarlos en “su universidad”. Sinceramente, me agradó su talante y su afabilidad. 

Parece que su ciclo como vicerrector en nuestra universidad ha terminado, y que proseguirá su carrera como profesor contratado de la Universidad de Vigo en Ourense, cosa que me alegra, por que estoy seguro de que su sucesor o sucesora también seguirán trabajando para hacer cada vez más interesante y atractivo nuestro campus. Pero eso no quita que desde mi punto de vista reconozca que, además de hacer un buen trabajo, deja un notable recuerdo de simpatía y llaneza entre nuestra universidad y los ourensanos. ¡Suerte, Virxilio!

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