Opinión

Beneficios municipales para la fijación de población en Galicia

El municipalismo gallego tiene un grave problema de dimensión en su planta local. El último documento de la Red Localis, Red de Administración Local de Galicia “Redimensionamiento de la planta local: retos frente al minifundismo”, señalaba que, del total de ayuntamientos gallegos, más del 60% tiene menos de 5.000 habitantes y que el 35% tiene menos de 2.000. Y la tendencia es que cada vez sean menos. 

Ante esa situación y con el objetivo de intentar captar población o cuanto menos fijar a los todavía residentes, algunos pequeños ayuntamientos vienen optando por plantear ayudas como "cheques-bebe" o alquileres a bajo precio a aquellas familias que deciden empadronarse en estas villas. 

Sin embargo, los resultados no suelen acompañar estas medidas, que en el mejor de los casos permiten contar durante un breve espacio de tiempo con algo más de población, pero a un coste relativo elevado para estos pequeños municipios. Otras veces lo que se consigue es que la población se mueva desde un municipio que ya cuenta con pocos habitantes a otro que se encuentra en la misma situación. El problema, en vez de solucionarse, se traslada. Además, aunque se consiga atraer población, suelen ser concellos con una alta tasa de envejecimiento poblacional, de forma que las pequeñas ganancias de población no cubren el elevado número de fallecimientos.

Habría que preguntarse los motivos de este escaso éxito por captar población y si realmente este esfuerzo presupuestario que soportan unos ayuntamientos que ya cuentan con pocos recursos merece la pena. Para ello es necesario señalar qué es lo que mantiene o permite aumentar población a una entidad local. Esto sucede, en primer lugar, porque la entidad local es capaz de ofrecer en cantidad y calidad los servicios que demandan los ciudadanos, dado su tamaño poblacional. En segundo lugar, porque en el municipio existen las suficientes oportunidades laborales para tener un empleo. En tercer lugar, porque ese municipio se encuentra cerca de un gran núcleo de población del que se pueden beneficiar de los servicios prestados. En caso de no cumplirse ninguna de estas tres condiciones, lo más probable es que el municipio pierda población.

Por lo tanto, por lo que se debiera apostar sería bien por mejorar las expectativas laborales de aquellos pequeños municipios que quieren incrementar su población o proceder con un redimensionamiento de la planta local, que garantice un mejor y mayor abanico de servicios. 

La primera de las posibilidades es una tarea compleja si tenemos en cuenta que en estos núcleos de población apenas hay actividades relacionadas con el sector secundario o de servicios, al pivotar casi toda su estructura en el sector primario (agricultura y ganadería), que es menos atractivo laboralmente, salvo que se produzca un importante cambio en su explotación. 

La segunda implica la agrupación de entidades locales hacia núcleos poblacionales de mayor tamaño. Esto permitiría que los nuevos municipios, siempre con una población no inferior a los 5.000 habitantes, redujeran su actual presión fiscal a los ciudadanos y, paralelamente, se incrementase el gasto social. Finalmente, sería necesaria una intervención coordinada desde la Xunta de Galicia y las diputaciones provinciales que aumente las posibilidades de los pequeños ayuntamientos por captar población, sin que esto suponga un traslado de población entre unos municipios ya deteriorados demográficamente. El problema del despoblamiento local no sólo es de naturaleza municipal, sino provincial y autonómica.

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