Opinión

Ourense se engancha

En la ciudad, en la provincia, en las villas, en los pueblos más pequeños, se respira fútbol. Se vive el fútbol. La competencia de los equipos ourensanos en Tercera división y Preferente Sur da un salto a la provincia en el panorama gallego, aunque "a televisión de todos nós" no emita algunos goles ourensanos. No es una crítica, es un análisis realista. 

El fútbol ourensano está sano. Fuerte como un roble y con la proyección de una perla de la cantera. Porque hay equipos que miran para arriba, como si el sentimiento de un pasado renaciese en Segunda B. Otros esperan llegar, o al menos poner la historia de sus clubes en el punto de mira nacional. 

No es una quimera pensar en llegar, pero cualquiera necesita tiempo para madurar. Para crecer con la obligación de sentirse fuerte e independiente y no confiar en nadie. Con la seguridad de ser autosuficiente en el ámbito económico. Porque otra cosas es que los intereses políticos balanceen la actualidad deportiva. En Ourense, se tira la piedra y se esconde la mano. De ello, hay casos.

En un segundo plano, se cruzan de brazos para sentarse en las tribunas del fútbol ourensano. Observan obnubilados una presencia extraña y comparten la impresión que por fin la juventud se acerca más a los estadios 

Con la bufanda en la mano y la previa en los dientes para soltar dardos de información. Preparados para gritar, no para ser hooligans. Porque ahora empieza, lo bueno. El umbral de opulencia no ha llegado al limbo, si no que resta un último esfuerzo. 

Esperen sentados. Al tren le faltan escasas paradas. Comprueben bien su billete. Agarren bien la bufanda. El tren de la ACB pasó y tardará en volver. El del fútbol está pasando y queda un último vagón. 

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