Opinión

Galicia, los agraviados y las balanzas

Se han publicado las balanzas fiscales entre autonomías, bueno entre todas menos la Vasca y la Navarra que tienen un concierto especial y unos privilegios no exportables al resto de España porque quebraría el estado del bienestar y la solidaridad. Hablando de privilegios y de privilegiados, recuerdo que en el año 1989 hice un viaje por Europa en coche, saliendo de Ourense, con parada en Madrid, pasando por Zaragoza y Barcelona, y entrada por Francia. ¿Saben ustedes dónde empezaba la primera autopista?, en Adanero, a unos cien kilómetros de Madrid, desde ahí hasta Galicia ni un kilometro de autovía. Pero es que al salir de Madrid la carretera era convencional hasta que se llegaba a Zaragoza y se cogía la autopista que unía Euskadi con Cataluña. Año 1992, se celebran en Barcelona las únicas Olimpiadas que se han realizado en España y que junto con la Expo de Sevilla casi quiebran las cuentas del Estado. Ese mismo año se inaugura el primer AVE, el Madrid-Sevilla, el segundo fue el Madrid-Barcelona. Pues bien, ahora nos cuentan que Madrid tiene un saldo negativo en las balanzas fiscales de 16.723 millones de euros y Cataluña de 8.455 millones y a los presidentes de estas comunidades les parece mal y quieren que su déficit se elimine o sea menor.

Cuando uno lee esto se pregunta si estas pretensiones suponen un agravio comparativo con el resto de los españoles a los que no se nos construyó una autopista hasta décadas después que a los catalanes, vascos y madrileños, no hemos tenido Olimpiadas y no tenemos AVE que una Galicia con el resto de España 22 años después de que se inaugurará el primero. Quejarse del resultado de las balanzas fiscales es lo que se llama una aceptación de la realidad “a beneficio de inventario”, es decir, sólo acepto lo que me beneficia pero no lo que me perjudica, o lo que es lo mismo, estuve y estoy encantado con las obras e inversiones que se hicieron en mi comunidad autónoma, y que no se hicieron en las demás, pero cuando ahora tengo que contribuir para que los demás se puedan desarrollar al mismo nivel que el mío entonces me opongo. En fin, que pocas veces hemos asistido a un espectáculo de mayor insolidaridad, porque esto es en realidad lo que supondría acceder a las pretensiones de Madrid y Cataluña (los vascos y los navarros están callados como muertos porque ya disfrutan de sus ¡insolidarios! privilegios económicos).

Uno se pregunta, si los impuestos tienen como finalidad lograr que los ricos contribuyan más para ayudar a los menos favorecidos, en donde quedaría esa pretensión si al final éstos le tienen que devolver a los ricos, vía presupuestos generales del estado, lo recaudado para garantizar la solidaridad entre los ciudadanos. La respuesta parece clara, en nada, la solidaridad habrá desaparecido y la riqueza de vascos, navarros, madrileños y catalanes se quedará allí íntegramente y el resto de las comunidades, a las que durante décadas no se les hizo inversión alguna, que aguanten su vela. La verdad, ojala se hubiese hecho aquí en Galicia la primera autopista del Estado, las primeras y únicas Olimpiadas, el primer AVE y no sé cuantas otras inversiones. Ahora en Galicia tendríamos la suerte de tener una balanza fiscal negativa. Como esto no fue así, sino que Galicia fue siempre una de las grandes perjudicadas en obras públicas, los gallegos tenemos que exigir que el sistema de solidaridad se mantenga, porque las diferencias son producto de los privilegios de los que disfrutaron los que ahora se consideran “agraviados”.

Para ser justos, si se publican las balanzas fiscales también hay que publicar las balanzas de inversiones del Estado en cada comunidad autónoma durante los últimos 75 años, y veremos que los que ahora dicen ser “agraviados” fueron y son en realidad los “privilegiados” en las inversiones que les han llevado a un mayor desarrollo y riqueza.

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