Opinión

Un sentimiento que se contagia

Descolgar el teléfono, hablar del COB y ver que a los antiguos jugadores y miembros del club se les ilumina la voz cuando se habla de su equipo. No es casualidad, Ourense les marcó y guardan muy buenos recuerdos.

Quizá lo más bonito de reverdecer viejos laureles es poder hacer partícipe a todo el mundo, al que juega y al que lo sigue en la distancia. Ahora, con tres partidos por delante, el Club Ourense Baloncesto se juega algo más que un ascenso deportivo, se juega el volver a poner a la ciudad donde se merece, en la élite del baloncesto español.

En cuanto a la ilusión, el trabajo está hecho. Pase lo que pase, este equipo ha logrado lo que parecía imposible, que la provincia entera vuelva respirar básket.
¡Forza COB!

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