Opinión

Ahora, la estación

Vale. Estación “Gómez Franqueira”. Suscribo el editorial publicado el pasado día 5 por La Región y no veo inconveniente alguno en que la Estación AVE lleve el nombre de nuestro más relevante emprendedor moderno…salvo que no hay estación. Ni trazas.

Cuando el Partido Popular llegó al Gobierno de España en diciembre de 2011, había un proyecto adjudicado en concurso público y con un plazo de ejecución de 42 meses. Cuatro años después no hay rastro de aquel proyecto ni de ningún otro que, eventualmente, pudiera ser más del gusto de los actuales gobernantes.

Cada día tengo por más cierto que don Ramón María del Valle Inclán nació en Arousa por accidente, pues ninguna otra tierra como Ourense lleva en sus genes sociales el germen del esperpento. Tiene Ourense una vocación irredenta de Corte de los Milagros donde el debate apasionado de lo accesorio arrincona el grano y la sustancia de las cosas. Pero en el asunto de la famosa e inexistente Estación Intermodal, el esperpento empieza a mutarse en vodevil.

Resulta que mientras las estaciones “términi” de Vigo y A Coruña con sus proyectos emblemáticos están prácticamente terminadas, de la estación “central” de Ourense, con su proyecto no menos emblemático y mucho más contenido, realista, económico y sostenible, no existe ni una piedra.

Todo empezó a descarrilar cuando la famosa “cofradía de soterradores” patrocinada por el PP dio a los Gobiernos de Rajoy y Feijoo la excusa perfecta para hacer lo que querían: Paralizarlo todo y ponerse a “estudiarlo de nuevo”, el recurrente y clásico mareo de perdiz para no hacer nada. Han pasado cuatro años, tiempo sobrado de estudiar una carrera con varios másteres. De manera que o son los peores estudiantes del mundo, o es una broma que sigan anunciando “estudios” como los flujos de tráfico ya analizados en el proyecto perdido en los cajones, y consignen 300 mil euros en los presupuestos de la Xunta para volver a estudiar lo ya estudiado. Como estamos en campaña electoral, hasta es posible que con el encargo de más estudios y dictámenes aparezca el nuevo y sorprendente anuncio de que en realidad ya tenemos Estación Intermodal, solo que –como prometieron– la han soterrado tan profundamente que no se ve.

Por lo poco que conocí a Franqueira, dudo mucho que el creador del imperio Coren se prestase a paripés de fuegos fatuos y no estuviese poniendo su prestigio y solvencia al servicio de lo que importa: Exigir que se empiecen las obras sin más excusas ni rodeos, y que avancen tan aceleradamente que en poco tiempo alcancen el nivel de ejecución de Vigo o de Coruña, y en poco más Ourense disfrute del Complejo Intermodal “Eulogio Gómez Franqueira”.

Pero a estas alturas de la película -y salvo improbable y urgente compromiso del Gobierno anotado en el BOE y en los Presupuestos Generales del Estado- el único nombre adecuado para la no-estación podría ser el de “Agilulfo Emo Bertrandino de los Guildivernos”, el caballero inexistente creado por Italo Calvino. Sería absurdo, desde luego, pero nos daría un toque cultureta muy molón.

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