Opinión

"Convergéncia ens roba"

Pues no era España la que robaba a Catalunya, sino ladrones que estaban mucho más cerca. Concretamente en el número 4 de la Plaça Sant Jaume, el hermoso edificio gótico-renacentista de la Generalitat. Lo acaba de sentenciar la Audiencia de Barcelona: “Convergéncia ens roba”. Para ser exactos, “ens roba” 6'6 millones de euros en mordidas del “caso Palau”, el primero importante juzgado por el momento. 

De manera que se confirma que el sobrevenido independentismo de Artur Mas nada tenía que ver con la necesidad de afinar el modelo territorial español para un mejor encaje de Catalunya, ni su indecente campaña de “España ens roba” era otra cosa que un burdo intento de tapar los robos de la camarilla convergente (y de paso, naturalmente, encubrir la brutalidad ultra liberal de sus políticas antisociales, que han abierto la mayor brecha de desigualdad de la historia en Catalunya).

Si el patriotismo es con frecuencia el refugio de los cobardes, lo es más aún para estos patriotas de sainete que por tapar sus fechorías llegan a poner en peligro la convivencia, la concordia civil, la tolerancia y el bienestar material de los ciudadanos de esa patria que intentan reducir a unas cuantas proclamas, a un par de delirios pretendidamente históricos y a cantar “Els Segadors” compulsivamente en cuanto aparece una cámara de televisión.

Es indudable que esa estrategia y el vodevil belga de Puigdemont, han servido al independentismo sobrevenido de la antigua Convergéncia para conservar buena parte de su botín electoral. Pero no se puede seguir engañando siempre a todo el mundo y las elecciones no blanquean ni indultan la corrupción. Es cierto también que hay más políticas antisociales y más corrupciones envueltas en otros patriotismos y en otras banderas. Pero eso se verá en otros juicios que ya están en marcha.

En la película de Sydney Pollack “La Tapadera”, un agente del FBI se queja a un abogado que le entrega documentación comprometedora de un mafioso: “¿Y cómo pretende usted que coja a todos con esto?”, le dice. Y el abogado contesta: “Uno a uno”.

Pues eso. Uno a uno.

Ahora tocan estos.

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