Opinión

Esos niños borrachos

Los padres hacen que no se enteran cuando sus hijos adolescentes llegan de madrugada culebreando a duras penas a la cama. Las autoridades municipales hacen que hacen algo cuando en realidad nada hacen para evitar que la Alameda de Ourense sea cada fin de semana el escenario de iniciación alcohólica de miles de menores. La Policía Local hace que vigila e intimida a unos jóvenes que contemplan a los agentes como quien contempla a la mujer desnuda de Borrajo. Todos hacen como que les preocupan esos demoledores informes advirtiendo de los graves riesgos y peores secuelas sanitarias y sociales del consumo de alcohol en edades tempranas. Cerramos los ojos ante el botellón, con el cobarde pretexto de que es un problema de difícil solución. No nos engañemos. Si nos cruzamos de brazos, somos cómplices de esos niños borrachos, de sus comas etílicos, de sus vandalismos, de sus flirteos infantiles con el alcohol como puerta de entrada al mundo de la droga.

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