Opinión

Suicidio en el CDO

No es de recibo que nos haya durado tan poco la alegría de la Copa Federación. La maldita pela acaba año tras año eclipsando los goles. No es de recibo que los futbolistas y los trabajadores del Club Deportivo Ourense acumulen cuatro nóminas sin cobrar. Tampoco que las sucesivas directivas acaben, hagan lo que hagan, ajusticiadas por un proyecto plagado de viejas deudas y lastrado por un modelo económico y deportivo, obsoleto, inviable pero de compleja renovación. La sufrida afición del Ourense no se merece el espectáculo en que se ha convertido el día a día de su equipo. Lícito es que las partes hoy en conflicto defiendan sus argumentos y sus intereses, pero será más eficaz hacerlo sin guerras civiles ni enconamientos personales. En realidad, sólo vale un interés: el del CDO. Y precisa ahora más que nunca serenidad, voluntad de diálogo y un deseo unívoco de colaborar para, primero, salvar una situación insostenible y, después, para diseñar un futuro sostenible. Lo contrario, lo que está ocurriendo, es un suicidio.

Te puede interesar