Opinión

Así no se puede seguir

El plan urbanístico de Ourense en vigor data de 1986 y eso tiene sus consecuencias. La judicialización del urbanismo en Ourense derivó en la anulación del ordenamiento del 2003 y de la norma provisional que habilitó la Xunta vía decreto en 2011, y no solo retrae las inversiones y frena el desarrollo urbano, económico y social; ahora también tendrá un impacto directo y dramático sobre 90 familias.  


El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia ha ordenado demoler un inmueble de noventa viviendas -comercializado en gran parte por una entidad financiera previa ejecución hipotecaria- estableciendo un plazo de tres meses para el derribo. Familias con hipotecas que pueden quedarse sin su vivienda habitual y con una deuda de por vida. Un ayuntamiento como Ourense no puede seguir sin seguridad jurídica urbanística, y debe ser el propio gobierno municipal quien inicie y solicite reclamaciones jurídicas, económicas y penales a los responsables de la situación actual, y de soluciones inmediatas a un problema que puede arrastrar a más de 300 personas hacia la marginalidad total.

Un alcalde de los de verdad no puede obviar sus responsabilidades, ni tampoco no saber solucionar los problemas de los ourensanos y de toda una ciudad. A día de hoy, Ourense no tiene unos presupuestos aprobados en tiempo y forma. Ni sabemos ya a estas alturas si va haber variante exterior para un AVE del cual es difícil aventurar en que año de este siglo aparecerá. Por no saber, ni sabemos si la "famosa "estación intermodal” de Ourense no será la actual estación de tren de toda la vida pero con unos simples brochazos de pintura, y la cual nos intenten vender como una modernísima estación de última generación. Y ya no quiero entrar en el despropósito de la Plaza de Abastos de A Ponte, de su coste pagado con dinero de todos y de una planificación errónea e irreal y por la cual todavía no se han exigido responsabilidades ni dimitido nadie. Son tantos, y de tal calado, los errores, los despropósitos, la desidia y la incompetencia, que ya es del todo imposible seguir comulgando con ruedas de molino, sobre todo por la gravedad de los mismos. 


En definitiva, llevamos ya muchos años, demasiados, en los que no existe gestión municipal de los recursos públicos eficaz y eficiente, ni existe modelo de ciudad a corto o medio plazo. Ni existe hoja de ruta económica, laboral, urbanística y social a seguir. Ni existe futuro laboral para nuestros jóvenes en la ciudad que los vio nacer, ni tampoco para los miles de desempleados que tenemos. Y lo poco que se hace es efímero, inconsistente, virtual en demasiadas casos, sin retorno y sin la planificación adecuada. En definitiva: cada cual que extraiga sus conclusiones, que las mías una vez más, las tengo nítidas. Aunque solo con extraer conclusiones tampoco se involuciona esta situación. Algo más tendremos que hacer. Lo iremos viendo.

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