Opinión

¿Para cuándo el "cupo gallego"?

Puede sonar a ¿y qué hay de lo nuestro?, pues me da igual. La pregunta es: ¿y para cuándo un cupo gallego a imagen y semejanza del cupo vasco? Es que ya está bien de tanta desigualdad económica, social y territorial, digo yo. Aunque la misma medicina fiscal que aplica Montoro al País Vasco respecto al resto del país, es la misma que desde Santiago se aplica en desigualad a nuestra provincia, Ourense, respeto al resto de Galicia. Y la pregunta es: ¿existe igualdad fiscal y económica en el conjunto del Estado para el conjunto de todas las comunidades, sean históricas o no? Bueno, sigamos. ¿Y qué es el cupo vasco? Pues se lo resumo en dos frases: el cupo es la contribución que tiene que pagar el País Vasco a las arcas estatales para sufragar las competencias que el Estado presta en su beneficio. Hasta ahí todo bien, pero es que la clave del “asuntillo”, está en que el Estado y el Gobierno Autonómico Vasco acuerdan cuál ha de ser el cupo y después se realizan los cálculos para dar con esta cifra pactada entre ambos, así es de trasparente e igualitario el tema con el resto de españolitos de a pie. En fin, el eterno debate de la reforma de la financiación autonómica y la unidad fiscal y de mercado, queda con "cupos" de este tipo a los pies de los caballos, como casi todo, para no perder las costumbres.

Pero aquí no acaban los despropósitos. Ya que, una vez más, Galicia pierde una oportunidad histórica de desarrollo industrial y resulta severamente perjudicada, relegándonos a ser una de las esquinas peor comunicadas de Europa. Y así es después de que el Ministerio de Fomento confirmara el aplazamiento hasta 2027 de la conexión noroeste con el Corredor Atlántico, la red ferroviaria europea de mercancías que pasa por Madrid, Valladolid o Vitoria, pero no por Galicia y lógicamente por Ourense tampoco. Y recordando que estas oportunidades perdidas tardarán décadas en subsanarse y su impacto dinamita las posibilidades de nuestras empresas de tener un acceso ágil y moderno al mercado europeo. En definitiva, que si queremos recoger o llevar nuestras mercancías, pues nada, a Oporto a buscarlas. Ya solo no nos trituran en captación de empresas a su suelo industrial a bajo coste o laminan a los aeropuertos gallegos desde su competitivo aeropuerto, sino que ahora también canalizan el transporte de mercancías. Pues habrá que observarlos y extraer conclusiones, digo yo, porque si no dentro de poco seremos un municipio más del todopoderoso Oporto. 

Y es que Galicia no va tan bien como nos quieren hacer ver desde Santiago. Ya que es una de las comunidades en donde más recorta su previsión el último informe de BBVA Research, revisando a la baja el crecimiento en tres décimas, al igual que en Cataluña, Andalucía o Canarias. Aunque aquí nos ubicamos entre las comunidades “menos expuestas” al impacto de la inestabilidad política en Cataluña, existen otros factores de incertidumbre. Como por ejemplo, la poca fortaleza del gasto en comparación con el resto de territorios. Cuanta autocrítica constructiva nos hace falta y sobre todo al conjunto de administraciones que nos dicen gobernar. Esta sí que es mi conclusión final.

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