Si me permiten, empezaré diciendo que las mejores empresas de Ourense somos la totalidad de las 22.971 actividades económicas que a día de hoy seguimos siendo capaces de tener nuestra puerta o persiana abierta, generando economía y empleo en nuestra provincia. Y me da igual que sea un autónomo sin empleados (54% del total en Ourense) su facturación (solo hay 13 empresas que facturan más de 50 millones de euros) o antigüedad. Todas, absolutamente todas las empresas de nuestro Ourense son las mejores, por su espíritu emprendedor, de lucha, de constancia y de tenacidad. ¿O alguien piensa que abrir una actividad económica, arriesgando en la mayoría de los casos el propio patrimonio personal y con una presión fiscal y contributiva que no te deja ni respirar para llegar a fin de mes, y con la excesiva burocracia de las administraciones poniéndote palos en las ruedas continuamente, no es para no rendir un homenaje a todas las actividades económicas por contribuir al desarrollo social, laboral y económico de una provincia castigada y obviada hasta la humillación por el conjunto de las administraciones y respectivos gobiernos, sea cual sea su color político?
Las numerosas y farragosas trabas burocráticas en nuestro país son las causantes, directa e indirectamente, del cierre de miles de actividades económicas de carácter multisectorial en la última década. Y ya no entro en la complejidad laberíntica de lidiar con la Agencia Tributaria o Seguridad Social, para las cuales las personas físicas o jurídicas somos un simple e insignificante NIF o CIF, con toda la impotencia que conlleva.
Y basta para comprender de lo que hablo este dato demoledor: en las últimas cuatro décadas se han promulgado más de 40.000 normas estatales y más de 8.000 normas autonómicas. ¿Alguien cree aún que se puede seguir aguantando esta brutal y descomunal losa burocrática, que lo ralentiza todo hasta la asfixia administrativa total? Pienso y creo que no, ¿verdad?
Pero no todo es economía y empresas, también política, y por esto mismo no puedo dejar de referirme a Cataluña, que sigue y sigue en una espiral para la cual todos los adjetivos calificativos se han agotado. Lo cual no significa que los constitucionalistas cedamos un ápice en la defensa de la unidad de España y en nuestro sistema constitucional; todo lo contrario, ahora más que nunca es cuando la firmeza de nuestras convicciones y la fuerza de los argumentos deben servir para anular cualquier intento de confrontación y división.
Aunque algunos únicamente están a lo suyo, como los dos principales representantes de Podemos en el Congreso, los cuales (parece que la mansión de Puigdemont les puso los dientes largos) han adquirido un amplio chalet con vistas a la sierra de Guadarrama por 615.000 euritos de nada. Y en una parcela de más de 2.000 metros cuadrados, que cuenta con amplio jardín, piscina, una casa principal de 268 metros cuadrados y hasta una casa de invitados. Vamos, que este tiene lo mismo de marxista-leninista que el Tío Gilito. Y es que esto de predicar con el ejemplo a los señores de Podemos se les da genial. Y de esta forma se les cae la careta y el disfraz completo, quedando al descubierto que no son más que otros burgueses que quieren vivir como nuevos ricos a costa de discursos proletarios y antisistema. Ya solo les falta comprar algún título nobiliario para ascender al último escalón: ¡el de la aristocracia! ¡Qué gran país el nuestro que aún a día de hoy, aguanta a toda esta tropa!
