Opinión

¿Ourense es ya Benidorm?

Pues no. Aunque así podríamos haber disfrutado del mar, tiempo cálido y de una economía pujante, aunque fuese solo al calor del sector servicios y hostelería. Pero la única similitud de Ourense con Benidorm son el altísimo porcentaje de pensionistas que transitan y habitan en una y otra ciudad (que no por el importe medio de las pensiones). Aunque con una importante matización: en Benidorm de forma temporal y vacacional, y aquí, en Ourense, pues lo contrario. 

 Entremos en materia: según el Ministerio de Empleo, en Ourense tenemos 109.090 pensionistas frente a 102.018 afiliados a la Seguridad Social. En conclusión, la única provincia de toda España donde el número de pensionistas supera al de la población ocupada. A lo que hay que añadir nuestra más que alarmante pérdida de población. Así, a cierre del 2017, Ourense provincia se queda en 311.680 habitantes, 3.173 menos que hace un año, y lo más preocupante es que la capital también pierde población, concretamente 257, quedándonos en 105.636 habitantes. Esta claro que la enorme oferta de oportunidades laborales que disfrutamos no son suficientes para fijar población ni en la propia ciudad. Futuro a raudales el nuestro. Pero no pasa nada, se abren más geriátricos y centros de día y ya está, esa parece ser la solución más fácil de nuestros sesudos gobernantes. Para qué vamos pelear por un cambio de tejido productivo que cree nuevo empleo estable y de calidad o simplemente instaurar el transporte metropolitano que favorezca la vida a las personas que trabajan en los polígonos industriales, aunque este punto, como casi todo, es una versión actualizada de nuestra propia película "La historia interminable" . Pero aún hay más, ya que los salarios públicos (+1%) y las pensiones (+0,25%) suben a menor ritmo que el IPC, que cierra el año con un crecimiento del 1,2%. Es decir, empezamos el año con una clara pérdida de poder adquisitivo para jubilados y funcionarios, que a día de hoy son la fuente de los principales ingresos para los hogares ourensanos según el IGE. O sea, lo habitual, no vaya a ser que nos pillen con el paso cambiado. 

No escribo este artículo para autoflagelarnos, sino para que desde la dura realidad, la nuestra, seamos capaces de intentar involucionar una situación que con el paso del tiempo, y de seguir así, tendría muchas similitudes con el último mohicano, aunque en este caso sería el último ourensano. Todo ello se puede ver agravado aún más con lo que pase en Cataluña a partir del día 17 de este mismo mes. Incluso el recorrido virtual que pueda tener la tan de moda, Tabarnia, puede ser un acicate. ¿Una utopía que puede llegar ser real? Pues no lo sé, pero el mero hecho de que algunos vean sus propios fantasmas tan cerca, pues como que me provoca una sonrisa, aunque a otros seguramente un dolor de cabeza más, ¿y al de Bruselas? Bueno, ese sigue instalado en su Matrix particular. 

La verdad es que si aún viviese el escritor Vizcaíno Casas tendría material en abundancia para escribir cualquier sátira política-social, por rocambolesca y absurda que está fuera. Habrá que ir pensándolo. Aunque sí me hubiese gustado leer estos "Episodios Nacionales" actuales redactados por otro ilustre escritor, Benito Pérez Galdós. Pero me conformo releyendo al "Lazarillo de Tormes", que no hemos cambiado mucho a día de hoy, simplemente nos hemos ido puliendo y perfeccionando con el paso de los siglos. ¡Qué país el nuestro!

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