Opinión

Ourense sí necesita el centro de FP

Ourense necesita para su revitalización profesional y empresarial que el proyecto del Campus de Formación Profesional se instale en nuestra ciudad. Un Campus de FP que estaría llamado a liderar la conexión entre el sistema formativo público y el sector industrial-empresarial, para dar respuesta adecuada a la falta de mano de obra cualificada multisectorial. Por esto mismo, apoyo sin paliativos la propuesta de la Diputación provincial de Ourense para acoger un proyecto necesario y vital para nuestro tejido socio-económico laboral. Y entre diversos motivos, porque sería también una apuesta decidida por el comercio local.

Hechos y no palabras es lo que necesita con urgencia nuestro comercio de toda la vida. Una apuesta decidida por el comercio local y para la que propongo líneas de actuación que considero prioritarias. Primero, hay que apostar por el sector, y después, planificar.

La importancia de este sector en la economía y empleo locales es de tal magnitud que urge un Plan Municipal de Apoyo y Dinamización del Comercio Local que frene los cierres y permita a los comerciantes ourensanos competir con las grandes superficies y con la venta online. El objetivo final sería evitar que se destruya más empleo en este sector y que la ciudad sea un espacio de oportunidades comerciales para los emprendedores.

Además de un plan municipal específico, al igual que se ha hecho en otras ciudades es necesario aplicar técnicas de urbanismo comercial en el diseño de la ciudad para así consolidar la clientela del comercio de proximidad. En todo caso, desde los ayuntamientos debería existir un mayor compromiso con este sector, máxime en ciudades con su estructura económica tradicionalmente terciarizada. Y estas son las propuestas de actuación: 

Creación de un área de aparcamiento público gratuito en el entorno de la Praza de Abastos, con cubrición parcial del río Barbaña si fuese necesario. Este nuevo espacio facilitaría los flujos de compradores hacia el Casco Histórico.

Plan de peatonalización orientado a la actividad comercial, previo consenso con los vecinos y comerciantes afectados.

Plan anual de inversiones de dotación y mejora del mobiliario urbano, con dotación de una partida presupuestaria específica.

Supresión de la ORA y establecimiento de un sistema de parada limitada para compras (máximo de una hora) en las zonas comerciales.

Bonificaciones en el IBI entre el 50 y el 95% para locales de emprendedores minoristas y de iniciativas comerciales que creen empleo.

Bonificaciones en los tributos urbanísticos (ICIO – Impuesto municipal sobre Construcciones, Instalaciones y Obras; tasas de licencia de apertura) de hasta el 90% en las reformas y adaptaciones de locales destinados a comercio minorista.

Progresiva implantación de programas y técnicas de urbanismo comercial en la ciudad previa especialización de los técnicos municipales.

Afrontar la creación de los aparcamientos disuasorios con una visión que favorezca los flujos de clientes hacia los comercios locales.

Integrar la actividad de ocio-compra en los planes y en las promociones del turismo urbano de la ciudad. 

En definitiva, más hechos y menos palabras

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