Opinión

Rajoy: el gran fraude

Rajoy, el del puro y la tumbona y el partido de fútbol. Rajoy, el de no hago nada porque me lo hacen y yo evito responsabilidades. Rajoy, el amigo de los Bárcenas, Arenas, Rato, Rita Barberá y muchos más de esa estirpe. Rajoy, el gran y eterno fraude político durante más de treinta años. Fraude al no asumir su responsabilidad en un acto de cobardía política sin precedentes, al no aceptar su compromiso como primera fuerza política más votada de afrontar la propuesta, en su primera vez, por el jefe del Estado de formar gobierno. Su frase: "No tengo mayoría para intentar formar gobierno", es un auténtico fraude a sus más de siete millones de votantes y a los más de 800.000 afiliados de su formación política, y fraude a los que le reclamamos contundencia en la lucha contra la corrupción como presidente en funciones y nos topamos día sí y día también con una sensación de impunidad irrespirable. ¿Y este señor aún aspira a ser candidato a algo? Pues sí, candidato a derivar a su partido político hacia la autodestrucción siguiendo la estela del triste final de la desaparecida UCD.

Si a este país lo pueden llegar gobernar nacionalistas-separatistas y marxistas-leninistas tendrá un responsable con nombre y apellidos: Mariano Rajoy, y una formación política como cómplice necesario, el Partido Popular. Uno y otro han tenido en los últimos cuatro años un nivel de poder (en ayuntamientos, diputaciones, gobiernos autonómicos y en el Gobierno central), sin precedentes. Un poder absoluto dilapidado por la soberbia, presunta corrupción de unos cuantos, falta de diálogo y prepotencia, a lo que se le podría añadir una clamorosa falta de respuesta a los problemas reales y diarios de millones de familias españolas a las cuales la crueldad y duración de esta brutal crisis ha mermado más que considerablemente su calidad de vida, por ser suaves.

Una incertidumbre política que provoca que la economía española entre ya en un nuevo proceso de desaceleración. En concreto, y con las referencias de los llamados indicadores adelantados, que advierten sobre el comportamiento futuro de los agentes económicos, ya se refleja en algunos registros observados, como la afiliación a la Seguridad Social, la demanda de energía eléctrica o la matriculación de automóviles, que muestran una ralentización. Situación política que reducirá un 0,4 o 0,7 puntos porcentuales de PIB en los próximos trimestres, pudiendo generar una subida de la prima de riesgo de la deuda pública de 70 puntos básicos, y llevar a perder algo más de 150.000 empleos. Los indicadores adelantados van en esa dirección, tal como apuntan los técnicos del Ministerio de Economía en su último boletín de coyuntura, y entre los indicadores cualitativos, el Indicador de Sentimiento Económico (ISE) perdió en enero 4,1 puntos respecto de diciembre de 2015, hasta situarse en el nivel 107,8 puntos .Todos sus componentes se orientaron a la baja: la confianza de la construcción (11 puntos), la del consumidor (6,3 puntos), la de la industria (4,3 puntos), la del sector servicios (2,6 puntos) y la del comercio minorista (dos décimas).

Con todo este panorama, ¿hasta cuándo va durar el vasallaje feudal en el “castillo de naipes” del partido político del Sr. Rajoy?

Te puede interesar