Opinión

El esfuerzo y Rivero

Ese buen vecino, de aspecto insobornable y sigiloso actuante, sabía que iba a haber una ocasión, un espacio para provocar un error del rival y... al final, muy al final, hacerse con un balón y como aquel torero que acaba de superar un mal trance, con un gesto de su mano, pide alejarse a su cuadrilla "dejadme solo", para dar la puntilla a un rival que había luchado lo indecible por mantenerse siempre en partido. A su estilo el 'Boss' lo había decidido "...vamos a enseñar a reir a esos chicos" (Cegados por la Luz) y el alborozo fue más coral que nunca.


Cierto que durante muchos minutos el atareado Salva Arco, Chase Fieler -los blancos también la saben matar- habían sido un gran sustento, Suka-Umu, parafraseando a Andrés Montes,  en su particular aplicación del "artículo 34: hago lo que quiero, cuando quiero y como me da la gana" el revulsivo necesario y competentes en el esfuerzo el resto.


Pero esto sigue. Vuelta a empezar o desenlance final.  Ya situados en cancha ilerdense el COB intentará imponer su defensa y dinamismo ofensivo ante un Lleida  fuerte por dentro y un tanto mediatizado por los problemas físicos de sus exteriores. Le interesa al conjunto ourensano un ritmo alto de partido. Que Javier Múgica siga desenchufado y Simeón machaque su físico tras la sombra de Rivero, y en la medida de los posible Luke Kahlig -raza blanca tirador- y Janis Kaufmanis no alcancen el protagonismo que se le supone. Seguro que el partido no será un peñazo. Y una máxima del baloncesto recupera su vigencia "no es tan importante quien comienza el juego pero si quien lo termina".


Y como hablamos de una eliminación directa (play off), aún siendo el Pazo ourensano, de ser necesario, juez definitivo, "dura, es dura...es muy dura, la lluvia que va a caer" -si, Bob Dylan, cuestión de preferencia musical.     

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