Hasta por 16 puntos llegó a ir perdiendo el Río Ourense Termal ante el Oviedo. De no reaccionar estaba a punto de repetirse una escena ensayada por el hombre desde el inicio de los tiempos: el momento en que los fuertes se ensañan con los débiles. Fue cuando Davis Rozitis, -"Solo debes hacer lo que haces bien" (Red Auerbach)- con el físico y la maña precisa, de manera oportuna, tras rotación en el banco, presto a la pelea, salió en defensa del conjunto ourensano: esto no está bien. Con el paso al frente del pívot fueron más quienes se involucraron en la pelea: Van Wijk, -"ganarás el pan con el sudor de tú frente" que diría el malogrado Andrés Montes-, Alfredo Ott -¡jugón!-, Zamora, siempre acertado con el tiro decisivo -lo que el sobrevalorado Ahonen no supo hacer y no nos extraña- y así uno tras otro de los jugadores ourensanos, para remontar en el marcador primero y fajarse luego hasta ese definitivo golpe sobre la campana, de Pepo Vidal, que provocó el inapelable "knock out" de un Oviedo indomable en Pumarín.
Más allá del triunfo y a modo de síntesis de este curso baloncestístico, recuperamos las manifestaciones de Kevin McHale durante la ceremonia en que los Boston retiraron su número 32: "Creo que jugamos a este deporte de la mejor forma que se puede jugar..." Estamos ante el COB más sólido de las última temporadas. Las victorias a domicilio han dejado de ser racha para convertirse en tendencia. El conjunto ourensano ha encontrado en la eficacia de Rozitis y el "swing" de Ott unos salvavidas al que amarrarse. Jugadores de todos los partidos.
