Opinión

Sencillo

No sorprende, ni lo pretende, Porfirio Fisac, técnico del Gipuzkoa, en sus planteamientos. Mucha serenidad y más aún concentración defensiva. Así de simple es su dualidad táctica. Incorporando para la ocasión una especial fijación en la disputa por el rebote ofensivo (hasta 13) para evitar que el COB pudiera correr. En esta moderación nada podía tener trascendencia hasta los instantes finales. Como así sucedió. Quedaba en manos -no todo es casualidad- de quienes, por aptitud, corresponde, Michael Carlson y Fran Guerra. Asignación que al pívot ourensano cogió a pie cambiado, en defensa, de tal modo, fuera de su lugar de influencia, no pudo impedir un triple de su rival, una posterior penetración y dos asistencias. 3+2+4 son 9 puntos definitivos. 

Explicaba un ojeador de la NBA que veía muy difícil la incorporación de Ante Tomic, pívot del Barcelona, a esta competición por cuanto "no es jugador de último cuarto". Quienes siguen esta competición saben que dispone de un primer cuarto de presentación, dos más de espectáculo y un último en el que tiene que ver mucho la valentía y el carácter, pues la aptitud, llegado a ese nivel, se le supone. En carácter Tomic va un tanto justito.

Eso lo debe entender cualquier jugador joven que quiera progresar. No fue Fran Guerra el único que se pudo haber despistado en defensa, cierto, pero sí es seguro a quien por condiciones y aspiraciones se le debe exigir. Se dijo, "Guerra será jugador de ACB cuando se esfuerce en defensa". Cualquier asignación podrá ser más menos ajustada pero siempre afrontada a tope de concentración. Ese es el camino. Si no, de poco habrá valido su temporada de reciclaje.

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