Opinión

Todo conducía a Lugo

La víspera del sexto partido de las finales de la NBA del 80, Bruce Jules, director de relaciones públicas de los Lakers, se llevó a "Magic" Johson a un aparte y le dijo:
-Tengo una noticia decepcionante que darte. Larry Bird ha sido elegido "rookie" del año".
-¿Cuánto de apretado ha estado?" -replicó Magic
-Ni siquiera cerca.
Larry se había impuesto por un avasallador 63 a 3 puntos en la votación. Magic se sintió irritado y ofendido.


Irritado, puede, no tanto ofendido, sí disgustado, se habrá sentido el seguidor del Lleida por cuanto su equipo se ve fuera del play off por un rotundo 0-3, sin mayor opción -"ni tan siquiera..."- ante un COB en una constante evolución competitiva rumbo a la ACB.
Si como dice Bozidar Maljkovic el baloncesto es "una bella sinfonía entre defensa, contraataque y ataque posicional", el conjunto ourensano, llegado este momento, lo está interpretando a la perfección. No solo en cuanto al ritmo si no también en cuanto a la armonía. La amplitud y compromiso del plantel, su argumento concluyente. La insolencia de Chase Fieler o la pulcritud de Brothers era cuestión de minutos, la mejor versión de Rivero, Arco, Suka-Umu o Rejón es la respuesta ante la trascendencia. Ya son muchos más los que se disputan el autógrafo de Edu Martínez o Cristian Díaz, el cumplidor Busma y la puerta se vino abajo ante el empuje de Geramipoor.


Pero, como bien explicaba Larry Bird a su técnico Q.C. Jones, sin mirar hacia atrás y una vez renunciado a la posibilidad de haber podido lograr un cuádruple doble estadístico, "hemos venido a ganar un partido, lo hemos hecho y ahora toca viaja a la siguiente ciudad".

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