Opinión

¿Y la ACB, qué?

Amodo de la Ley de Ohm, la confianza por parte de la prensa nacional de que este año hay un descenso seguro de la ACB , toda vez que dan por hecho el ascenso del COB, es proporcional a la desconfianza de los aficionados ourensanos ante la dificultad para abonar la cuota de inscripción. En lo que podría ser un ridículo mayúsculo ¡y una cabronada! para sus seguidores .

Transcurrido un año y siendo loable el empeño por parte del Consejo de Administración, como manifiesta la ilusión por parTe de la afición ourensana, que despedía la actual temporada al grito unánime de "somos ACB", el acuerdo de mínimos firmado entre la Asociación y el club ourensano sigue sin oficializarse. Así que, a falta de mayores explicaciones, debemos entender que alguien, en su momento, obró muy a la ligera o no todos los implicados están dispuestos a responsabilizarse en su compromiso.

Así está la situación. La entidad bancaria, señalada una, pero podría ser cualquier otra, desde el momento que se plantea como una operación de crédito, se mantiene en la necesidad de que las instituciones -accionistas mayoritarios de la SAD avalen la operación. Y esto es así por que fue lo que se acordó desde el inicio de las negociaciones.

Los seguidores del COB en particular y los amantes del ESPECTÁCULO que es el baloncesto en general, quieren ser optimistas y piensan que se está viviendo un pulso al límite y que al final se cumplirá con lo pactado. Pero, para quienes se mantienen fuera de la partida, alguna explicación no estaría de más.

Consta la predisposición de la Diputación, capaz de ver una proyección a través del deporte que otros no ven o no quieren ver, más enfrascados en banales disputas, porte ante la galería o sin mayor fortaleza ante la negociación.

Pese a todo, seguimos siendo optimistas y seguro que alguien echará el resto para que Ourense sea ACB y no haga un ridículo del que nadie quedaría sin culpa.

Te puede interesar