Opinión

Globitos violetas

Recordarán ustedes las singulares imágenes de jóvenes tocando los pechos a mujeres al amparo de las fiestas de San Fermín. La práctica de la agresión sexista bajo la justificación de que en fiestas todo es posible -más si se llevan unas cuantas copas encima- se ha convertido ya en habitual en las grandes ciudades del País Vasco. Las reiteradas denuncias de mujeres agredidas en las fiestas han motivado a los ayuntamientos de Bilbao, San Sebastián y Vitoria a realizar una campaña conjunta para intentar poner freno al desmadre de los muchachotes vascos.

Los tres municipios lanzan una campaña bajo el lema "No es no. Insistir es acosar. Acosar es agredir”. Hasta ahí nada que objetar. Pero cuando vemos en qué consiste la campaña, la verdad es que sólo puedo esbozar una mueca de desconcierto e decepción.

La primera propuesta de las grandes ciudades vascas es echar a correr grandes balones violetas. La segunda es un gran photocall violeta también, claro está, para que todos los paseantes puedan hacerse la foto de rigor. La tercera es la puesta en marcha de talleres donde especialistas en igualdad “responderán a las preguntas y dudas” de todos los que pasen. Como traca final los fuegos artificiales de las fiestas serán en color… violeta por supuesto. Ahí está la megacampaña por la igualdad y contra la agresión sexista en las fiestas patronales.

Ante tamaña eficacia se me cae el alma a los pies. En primer lugar porque ojalá el grave y casi endémico problema de la desigualdad de género se resolviese lanzando globitos o balones de color violeta. El problema lo resolveríamos en un periquete. En segundo lugar, si es necesario explicar a estas alturas a los hombres hechos y derechos del siglo XXI que no se deben manosear los pechos de las mujeres ni meterles mano en la calle durante las fiestas, mal vamos. Y en cuanto a los talleres explicativos ¿Se imaginan ustedes qué dudas sobre la igualdad puede plantear a uno de estos especialistas un joven de 25 años que va a pasárselo en grande a San Fermín con sus colegas?

¿De verdad creen los alcaldes que esta es la manera de impedir que los hombres consideren que tienen el derecho a manosear a las mujeres aprovechando la masificación de las fiestas?

No dudo de la buena intención de las alcaldías vascas, pero seguramente a la mujer que esta misma semana logró zafarse de su agresor sexual y presentar una denuncia en la policía no le haga mucha gracia que se luche contra esta lacra a punta de globitos violetas e inventitos diseñados al desgaire para salir del paso.

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