Opinión

ATMÓSFERA CARGADA

Hace cuatro meses que el PP ganó las elecciones por una clara mayoría absoluta; hace tres meses -en las vísperas de la Nochebuena- que Rajoy y sus ministros tomaron posesión de sus cargos y se pusieron manos a la obra para hacer frente a la grave crisis económica que vive nuestro País y cuyo exponente mas sangrante son esos más de cinco millones de personas que no tienen empleo. En este tiempo, dos medidas adoptadas por el nuevo gobierno destacan por encima de las demás: la subida del IRPF y la reforma laboral. Esta última, como el propio Rajoy le comentó a sus colegas europeos, le ha supuesto la convocatoria de una huelga general para el próximo día 29.


Con un gobierno que no ha cumplido todavía los cien días -ese periodo de tiempo que sin estar escrito en ninguna parte se suele conceder como una muestra de cortesía democrática- el ambiente, la atmósfera que se respira en la calle no es precisamente ni de tranquilidad ni de aire limpio. A ello seguramente contribuye un conjunto de factores, que si analizados uno a uno tienen su propia especificidad, mezclados y convenientemente agitados pueden provocar una reacción ciertamente explosiva.


No ayuda a despejar el ambiente, por ejemplo, la encrucijada en la que se encuentra el PSOE que después de haber perdido el pasado mes de mayo una gran parte de su poder autonómico y municipal y de haber sufrido en las elecciones generales del 20-N un gran bacatazo, todavía está en fase de buscar su nuevo rol en la oposición con un líder que ganó un Congreso por un escasísimo margen de votos y que dejó al partido muy tocado. Como tampoco ayuda el hecho de las elecciones andaluzas y asturianas del próximo domingo en las que, sobre todo en las primeras, se juegan tanto, por razones diversas, los dos grandes partidos nacionales.


Tampoco ayuda a despejar el ambiente, el estilo de gobernar que en estos primeros meses ha impuesto Rajoy. Lo más llamativo fue sin duda esa subida de impuestos acordada en el segundo Consejo de Ministros cuando en la campaña electoral el entonces candidato se había hartado de decir que no lo haría. Pero también espesa el ambiente es halo de cierto desdén o misterio con el que se mueve el nuevo inquilino de la Moncloa en cuestiones tan importantes como son el copago sanitario, los ajustes que obligatoriamente tendrá que hacer el Gobierno para cumplir con su compromiso de déficit con la Unión Europea y que deberán quedar reflejados en los Presupuestos Generales del Estado que el Gobierno aprobará el próximo día 30.


En definitiva son tiempos difíciles, confusos, espesos, en lo que a todo lo dicho anteriormente habría que añadir algo tan repugnante como los diferentes casos de corrupción que un día si y otro también son conocidos por la opinión pública y que provocan una reacción de rechazo y de hartazgo por parte del ciudadano de a pié que lo está pasando mal pero que muy mal.

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