Opinión

TSUNAMI EN EL PP

Apesar del contundente desmentido de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, el daño ya está hecho porque la sombra de la sospecha es a veces más letal que la propia veracidad de los hechos. Sea verdad o no que en el PP se hayan pagado sobresueldos en 'B' desde 1990; se pueda llegar a probar o no que eso era así, es tal la sensibilidad ciudadana que existe con todo lo relacionado con la corrupción y con los políticos, que el PP tiene un grave problema que solamente se puede solventar con un gran y rápido ejercicio de transparencia. Sería muy conveniente que además de Cospedal, sea el propio Rajoy el que hable y diga lo que tenga que decir sobre las graves acusaciones que penden sobre su partido, porque además de presidente de los populares, lo es del Gobierno y a nadie se le oculta que este tipo de informaciones hacen daño también a la imagen de España.


Después de la publicación en el diario 'El País' de unos supuestos apuntes contables que el periódico presenta como 'los papeles secretos de Bárcenas', que este ha negado su existencia, y que el PP también niega reconocer como un documento de su contabilidad, la auditoria interna que Rajoy encargó hace una semana a la actual tesorera del partido que sería a su vez reforzada con una auditoria externa, no se puede dilatar mucho en el tiempo, si no quieren los actuales dirigentes populares que su formación política se desangre ante una ciudadanía que asiste atónita, un día sí y otro también, a continuas noticias que tienen que ver con la corrupción y que afectan desde la Casa Real al PP, al PSOE, a Convergencia y Unió o a ayuntamientos varios.


Que el PSOE aproveche esta situación para intentar desgastar al PP puede entrar dentro de la normal disputa entre el partido que está en el gobierno y quien aspira a relevarle. Pero tampoco los socialistas están para lanzar muchas campanas al vuelo ya que en su casa también tienen lo suyo. Los ciudadanos ya están muy hartos del 'y tú más' que ha presidido la discusión partidista durante los últimos años en la vida política.


La corrupción y el enorme desprestigio de la mayor parte de las instituciones y de los políticos es un grave problema que afecta directamente a la salud de nuestro sistema democrático. O quienes pueden poner fin a esta situación se lo toman en serio y adoptan las medidas para corregirla o las consecuencias pueden ser irreparables. De momento, la desafección de los ciudadanos respecto a los políticos es cada vez mayor y en lo que hace referencia a los dos grandes partidos nacionales, el PP y el PSOE, todas las encuestas apuntan a que empiezan a sufrir un serio desgaste. Lo de menos es si estas dos formaciones políticas pierden votos. Lo de más es que hace falta una regeneración a fondo de nuestra democracia.

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