Opinión

Calzadas enlosadas de A Queixa

Estantes en el itinerario Requeixo - Seixo - Forcadas.
photo_camera Los estantes abundan sobre todo en este itinerario.

El camino es circular, como casi todos los que aquí se proponen, para evitar esa incomodidad que supone dejar un coche en la salida y otro en la llegada. Son veintitantos kilómetros con un desnivel acumulado que la hacen accesible para gentes de cierta preparación. Solo dos aldeas se pasan porque los senderos y pistas discurren lejos de los núcleos habitados.

Esta sierra de Queixa, cuya máxima cumbre es la Cabeza de Manzaneda, 1778 m., donde se asienta la estación de esquí y montaña, aunque nosotros no sobrepasemos los 1.708 m. en O Seixo o en la Mallada Fría. Recuerdo el primer tránsito, sorpresivo por hallarnos en plena sierra sin habitación humana a la vista, de como un camino construido de lousas de cuarcita como si de pizarrosas laxas que para circulación de personas y también carretero, que comunicaba por la montaña las tierras de Valdeorras con las de Monterrei, lo que nos produjo una sensación de hallarnos ante un monumento en vista de la ingente obra de esa calzada en una ladera de montaña entre los 1.000 y los 1.500 m. Luego cada poco concurría allí ya con grupos de amigos ya llevando a alguna asociación montañera. Como casi siempre por los invernales meses, era fácil atoparse con nieve en las cumbres y no pocas veces en el mismo camino.


De Requeixo - O Alto do Acebral


Este sierra de tan quemada y recuperada solo en parte. Hace muchos años de escasos incendios, solamente los provocados por los vecinos para erradicar silveiras de sus lameiros, aunque se les fuese la mano a los incendiarios en alguna ocasión cuando visionábamos hacia el valle de A Queixiliña no pocos fuegos; así que raro que no se viese alguno en las veces que por allá concurrimos.

El arranque de la ruta en Requeixo se hace yendo hacia el oeste por amplio camino que de inmediato y progresivamente va ascendiendo hasta dejarte en una loma a dos vertientes donde siempre apetece echar una ojeada al entorno, se superan unas rocas a modo de frontal muro, nunca tomando por el mejor camino que a derecha te lleva hacia el valle de A Queixeliña, cuando debes ir por esta ladera de Augasdalto, cuando ya comienzas a caminar sobre el enlosado cada año más deteriorado por efectos de la erosión pluvial y la escorrentías que las nevadas dejan. Un goce que pasada una hora de caminar puedas extender la vista hacia el frente con los monte de O Samión y el Alto da Pá y el valle que forma la ladera por donde transitamos y aquellos montes, que se abriga entre tejos, servales, abedules en un paraje que atrae. Rematamos el formidable camino que ya pista ya sendero, en el alto do Acebral desde el que vemos el nacimiento de los aun regatos de Cabrós, Cabronciños entre algunos relictos de acebrales muy castigados por los incendios pero que por su humedad resisten como islotes; estos corgos que más abajo forman el rio Queixa, Chadrexa y finalmente Navea, que se remansa por los embalses de Chandrexa y Guístolas.


Hacia O Seixo - Mallada fría


Cuando alguna nevada cubre la frontal cima a cuya vera pasamos, apetece subir a esa ladera, con poca desviación caminera hasta el encuentro con la en su día llamada pista ecológica que va de Cabeza de Manzaneda a Camba, combatida por todos los ecologistas vanamente. Esta pista nos hará desviarnos a izquierda camino del Seixo que dejamos de costado aunque la subida a su cima nos demore 20 minutos de ida y vuelta a la pista que serpenteando en bajada, lo mismo en subida, nos muestra la belleza de los valles de Requeixo y más adelante el de la Mallada, a izquierda todos, porque a derecha ya arribando a la cima de la Mallada Fria se muestra en lo profundo el Castelo de Cerveira entre los corgos de Lagorzo y Berganzo, que ya formó parte de una ruta aquí referenciada. Un regalo para la vista, que al bajar por las eses de la pista desde la Mallada podemos desviarnos a izquierda hallando al poco el primer estante, ese acúmulo de piedras a modo de hitos o mariolas gigantes o agrupación de piedras, de los que muchos restan como guía de pastores para orientase en las nieblas.


Bajando a Forcadas


Pasados como un kilómetro del alto una que más parece vereda de pastoreo nos lleva hacia abajo hasta el encuentro con el regato das Forcadas que pasaremos sin dificultades y siguiendo el curso del río nos hallaremos en empedrado camino que te hace descubrir una vista sobre la aldea de Forcadas. En la ladera se explotaron en las minas de wolframio desde buena parte de los años 40 del pasado siglo, cuando el mineral era demandado como material de guerra para el forjado de cañones. Una veintena de mineros trabajaron en aquella minería de galerías horizontales, con gentes del vecindario y otras venidas de más allá.


De Forcadas a Requeixo


Entramos en la aldea de escasos vecinos, pero de cierto hábito de montañeros, en la que impresión de no hallar a nadie, caminamos a la vera del rio Requeixo por las frondosidades de sus bosques. Camino de buena factura que por momentos se hace áspero y más caminero cuando pasamos sobre hermosa puente a la vera derecha del rio que una vez pasado, otro amplio camino nos introduce en la aldea de Requeixo y su capilla de Sta. Mª Magdalena.

Completamos la más de veintena de montañeros kilómetros ilustrados la última vez por el libro del profesor Míguez y alguna vez con él mismo del que una delicia cuando de séquito por lo mucho que dice , si se le demandare, sobre cualquier planta, animal o sobre el terreno que pisamos.

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