Opinión

El otro Teixedal: el de Requejo de Sanabria

Ruta
photo_camera Uno de los tejos del prodigioso bosque del Teixedo de Requejo.

El tejedal, teixedal, tejedo, tejedelo y otros nombres que recibe este de Requejo, es de relativamente fácil acceso. Y lo tenemos a hora y media de la ciudad, si vamos por autovía, porque inmediatamente de abandonado el último túnel sobreviene Requejo, desviación que se debe tomar para allegarnos al lugar de partida y arribada.

Las tres o cuatro veces que por allá estuve siempre fue diferente, aunque haya que convenir que el mejor mes sería octubre por esa mixtura de colores y contrastes de la carballeira y el siempre inmutable verdor de los acebos, perenifolios como el mismo Tejo.
El viaje es placentero, el esfuerzo supone poco, aunque al final caiga la quincena de kilómetros, y supone poco porque desde Requejo tenemos como legua de una pista que casi llana discurre a lo largo del río Requejo, que nace de las "escorrentías" y arroyos de esta sierra para morirse aguas abajo en el Tera, el que nace en las Trevincas en el llamado circo del Tera.


La caminata


Hay dos formas de acceder, o a pie desde Requejo a la vera del río del mismo nombre y al pie de las obras del AVE andando como 4kilómetros de pista de tierra que con tras cuatro de vuelta completarían los 16. O bien yendo en coche por esta pista hasta el aparcamiento de Pedrazales en una pequeña elevación con lo que nos ahorraríamos como 8 kilómetros. Tal como están las obras lo normal es que la pista que va paralela tenga problemas en la invernía.

Una vez recorrida esa distancia partiremos desde el mismo aparcamiento de Pedrazales por empinado camino sobre el antiguo ferrocarril, una zona plana nos lleva hasta el puente de madera sobre el regato del Tejedelo, momento en el que más que pedregoso camino se hace duro, dificultad que aumenta a partir de un mirador que nos deja frente al túnel del AVE de Padornelo. Como media hora de caminar fatigoso y en un rellano herboso, si siguiésemos de frente iríamos cortafuegos adelante, pero debemos continuar por donde más adelante señalizado a derecha, que entre sendero escalonado en parte y una hermosura de helechos entre el pinar y más adelante el carballo nos dejarán no sin esfuerzo en el mirador de Peñas del Valedero.


Por el corazón del Tejedelo


Desde el mirador con varandas de madera desde el que se divisa todo el bosque mixto, nos iremos hacia el oeste para bajar entre los "carballos" de escaso porte por a veces escalonado sendero hacia el regato del Tejedelo que arranca poco más arriba y nos muestra el primer ejemplar del tejo, "taxus baccata", ese árbol perinifolio, que aunque quiso clasificarse como resinoso no pertenece a la especie. Este primer tejo presenta como una cobertura o techo, a modo de preludio de lo que discurriendo por el sendero entre acebos, abedules, robles, servales, hayas, avellanos, sauces, algún castaño, saucos y sobre todo este regatillo que fluye entre penedos de escaso tamaño recubiertos de musgo y otra vegetación menor, mientras para idealizar más el paisaje pasaremos un puente de madera recién restaurado; así como algunos barandales pasamos por la primera tarima accedemos al corazón del tejedelo donde nos aguardan árboles de la especie de un porte por encima de los 15 metros y troncos que para abarcarlos se precisan al menos los brazos de cuatro montañeros. Esto ejemplares podrían llegar a dos milenios, cálculo que nunca se sabrá porque habría que contar sus anillos y esto a menos que se sierren nunca se sabrá con precisión.

Estamos en ese prodigio de bosque, que a diferencia de su homónimo de Trevinca es muy accesible y del que se puede disfrutar con tiempo, siendo acaso el más fotografiado de esta comarca de Sanabria y la Carballeda, que por algo así nominada.


Vuelta reposada con vistas al Valle


Dejado el prodigioso bosque podremos seguir disfrutando de la frondosidad hasta empatar con el camino de subida y ya todo miel sobre hojuelas, paradas para disfrutar de este valle que siempre años ha pensábamos que algún día hollaríamos, y así sería que hasta cuatro veces, y nunca saciados entre estas altitudes de entre los 1.000 y los 1.300 metros.

Sin darnos cuenta estaremos en el aparcamiento para continuar a Requejo donde dos restaurantes de carretera te dan tan bien de comer que muchos de los obreros del AVE se caen por allá.

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