Opinión

Un duro paseo desde la ciudad

Paseo Tarascon
photo_camera Debajo del peñasco del Tangaraño se alberga esta cámara, tiempo hace sin agua.

Otra ruta saliendo de la ciudad que aumentaría en 8 kilómetros o aparcando en las mismas Lamas, tras Valenzá, lo que dejaría la ruta en 16 kilómetros. Son esas caminatas que se pueden hacer sin uso del coche y que te meten de inmediato, una vez dejado el espacio semiurbano, en pleno monte y así por todo el recorrido en el que se avistan núcleos de población y solo se pasa por el de Moreiras, después de llegar al cabo, en el antiguo psiquiátrico de Toén, en A Conchada.


As Lamas - Tangaraño


Si se saliese desde la ciudad debe tomarse el paseo del Barbaña, y en O Polvorín, el de su afluente el río Barbadas o de Pontón; a los menos de 3 kilómetros por debajo del viaducto de la autovía, en dirección sureste-noroeste, ir bajo él para acceder As Lamas, tras Valenzá. En este tramo, viniendo desde la ciudad, se aumentaría el kilometraje como se dijo.

En As Lamas, desde la misma plaza donde se ubica la ermita de San Bartolomeu, debemos tomar a izquierda por una dura rampa entre chalets en línea o pareados; luego en la cima, virar a derecha para encontrarnos de inmediato con térrea pista que seguirá ascendiendo hasta conectar con otra, momento en el que debemos, ya en el llano, irnos por la izquierda y después seguir entre pinares y carballos y algún eucalipto hasta encontrar una indicación que señala O Tangaraño donde años ha la tradición decía que debajo del peñasco del  Tangaraño se alberga esta cámara, tiempo hace sin agua se sanaba a los niños paralíticos pasándolos por el agua bajo el penedo por tres mujeres con el nombre de María al grito de:  "¡María, ahí che vai o tangaraño!".  Y así hasta tres veces. Las ropas se cambiaban por otras. Se dejaban las usadas junto a una retama ("xesta") que se anudaba, y si al año siguiente el arbusto no secaba, señal era de que el niño curaba. Vi algunas ropas en tiempos por allí, cuando la tradición desaparecida o por falta de agua bajo el penedo, o de fe, o porque dificultoso encontrar a tres dispuestas Marías.


Coba de lobo-Conchada


Continuando, a los pocos minutos estaremos en la misma más que ermita de Coba de Lobo, tradición del 11 de julio, que fama alcanzaría con el cura don Florencio, capaz de reunir a media docena de arciprestes del contorno y de invitar a algunos amigos laicos al banquete posterior en la sacristía, mientras Pepiño, que iba para cura y no lo fue y ejercía de sacristán, lanzaba cohetes a mediodía anunciando la misa.Seguiremos, ya por asfalto, y a los 400 metros en el segundo cruce, tomaremos hacia el oeste para caminar por la planicie en más de kilómetro cuando habiendo girado a izquierda, como 200 metros por el asfalto de la carretera Mugares-Moreiras, nos meteremos a derecha por amplio camino, pasando al lado de una granja, para en cruce seguir por vial de tierra en su día compactado y de coios, que nos hará pasar delante de un gran alcornoque o sobreira, que prosiguiendo nos ha de llevar directamente  hasta el que fue psiquiátrico de Toén, hoy devastado por el expolio. Merece la pena una visita para contemplar la "desfeita" en todo el bloque de edificios, la iglesia, incluso el chalet que fue del director médico. Nada queda si no el esqueleto.


Vuelta por parada


Tanto  la ida como a la vuelta ahora, con el pasmo de que se han llevado la pesadísima cancilla de hierro de la entrada norte, cuando por el mismo tramo en 500 metros, debemos desviarnos a derecha, y como a cien metros, a izquierda, por un sendero entre el pinar, que desemboca en asfaltada que por otros 100 metros a derecha nos emboca, a derecha también, en pista, luego corredoira que nos deja en un área recreativa encima de la parroquial de Moreiras. Al paso nos vienen a la memoria varios amigos como el periodista que fue de este diario Luis Padrón, que hizo familiar residencia allá, y también ese fotógrafo de exquisita humildad que fue Enrique Reza o ese inolvidable Peixe, que de trotamundos circense anduvo, o los Canal , o  Florentino López Paradela, colega laboral de tantos años.

A la vista de la iglesia de una monumental iglesia barroca de San Pedro de Moreiras consagrada a San Pedro, continuaremos por el camino superior frente a la fachada y lateral oeste para adentrarnos en otra pista térrea que entre mimosas nos conectará con otra que nos llevará a la ermita de Coba de Lobo. Siguiendo carretera abajo, el primer desvío a derecha nos permite saludar a los allí residentes, el profesor Xavier López y a Mariana, que de pateo por allí y por tantos montes mucho saben, y no tanto quizás, un casi vecino, el fotógrafo Mani Moretón.

Continuamos, adentrándonos en Parada, para bajar por la ahora asfaltada, y antes de pasar bajo el túnel de la autovía,  y por pista paralela a ella, caminaremos hasta el primer puente que te deja en pleno corazón de esa joven población de A Valenzá, siempre bullendo de vida.

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