Opinión

Cien días

Cien días lleva Pedro Sánchez al frente del PSOE. Y ya tiene un club de impacientes y otro de críticos. A los segundos les falta espacio en la agenda para anotar pifias, a los otros les preocupa la levedad que destilan algunas de sus opiniones. Siempre me pareció cosa de colegiales habilitar un período de cortesía para los recién llegados a un cargo público. Entre adultos, se supone que cada uno sabe cuál es su papel y lo que de él esperan los demás. O debería saberlo. Por eso, en el caso de Pedro Sánchez me parecieron justificadas las críticas que recibió cuando dejó dicho -y son cosas que quedan en la memoria y en las hemerotecas- que si llegaba a ser presidente, suprimiría el Ministerio de Defensa. Más que un error -que lo es-, fue una tontería seguramente dicha a partir de una pregunta que emplazaba a jerarquizar prioridades de gasto en estos tiempos de crisis en los que el erario anda como el zurrón del Lazarillo de Tormes. Los errores se pagan y aunque luego ha matizado aquella salida, lo que dijo le perseguirá en re- señas y artículos de opinión. Pero un error, si ha sido reconocido y rectificado no debería empañar otros aciertos. Por ejemplo: mantener como mantiene al PSOE en el área de los constitucionalistas en el con- flicto político alentado por los secesionistas catalanes. Es verdad que quizá le ha faltado energía para imponer a los dirigentes del PSC mayor claridad en este asunto, pero, cuando menos no se ha dejado reclutar para la ambigüedad como ocurrió con Zapatero en tiempos de Maragall.

Hablando de aciertos, habría que anotar que en relación con los casos de corrupción apunta algo más que modales. Me remito a la celeridad con la que ha expulsado a los militantes o ex dirigentes del partido pillados en al caso de las "tarjetas" de Bankia. A ver si toman nota en Sevilla, en relación con los ERE. Qué Susana Díaz, la presidenta de Andalucía, no comparta su estrategia de comunicación -y con ella, más gente dentro del PSOE- es la prueba de que Sánchez no ha tenido gran acierto a la hora de escoger a alguno de sus asesores en esta materia. En todo equipo de comunicación siempre consigue infiltrarse algún friki y debía ser el que estaba de guardia el día en el que adoptaron la táctica de entrar a todos los trapos. Pero es problema que tiene arreglo. Por lo demás, Sánchez está demostrando que aprende rápido. Y que sabe escuchar a quien tiene algo que aportar sin pedir nada a cambio. No es un tipo soberbio al que se le hayan subido a la cabeza la televisión o los baños de multitud. Tengo para mí que sí acierta a administrar los tiempos, no se deja construir discursos tapizados de tópicos, huye del oportunismo y destierra las ocurrencias (como la de celebrar funerales de Estado por cada una de las víctimas de las violencia doméstica), Pedro Sánchez tiene recorrido político. Por lo demás ya se sabe que sólo la mar dice cuando el barco es bueno.

Te puede interesar