Opinión

Torra roba titulares al mensaje del Rey

Era de esperar: el president de la Generalitat, aprovechando el vacío informativo de la Nochebuena, se hizo con los titulares este martes, "pisando" a los que glosaban el mensaje navideño de Felipe VI en el que alertaba sobre los riesgos que la convivencia corre en España y se preocupaba del futuro de los jóvenes.

Porque lo que Torra hizo, aprovechando la ofrenda floral ante la tumba de Maciá, fue lanzar una noticia: la de su propuesta de 21 puntos al presidente Sánchez en su reunión del pasado jueves en Pedralbes. No especificó el contenido de estas propuestas, excepto la petición de una "mediación internacional" que arbitre en el "tema catalán". Una exigencia imposible, claro, pero que ya digo: sirvió para que los digitales del día de Navidad abriesen sus informativos con esta cuestión, de alguna manera relegando, en el fondo, las palabras del Monarca.

He de hacer una confesión personal: la cena de Nochebuena nos reúne a casi cuarenta personas, entre hermanos y sus cónyuges, hijos, sobrinos y algunos amigos allegados. Solamente dos de mis cuñados y, por supuesto, yo mismo, algo más joven que ellos, nos congregamos, rodeados de la indiferencia del resto, ante el televisor para escuchar lo que Felipe VI nos tenía que decir en su mensaje. Los jóvenes "pasaron" unánimemente de las palabras del Rey, y tengo fundadas sospechas de que tampoco tenían intención de diseccionar luego sus palabras reproducidas este martes en los diarios y en los noticiarios. Pregunté y se mostraron aburridos: no les interesaba el tema. Y algo semejante me ocurrió cuando inquirí al respecto en las redes sociales.

Habría de aplicarse, me parece, una nueva estrategia a los mensajes del Rey y, en general, a todas sus actuaciones en el futuro. Estos parlamentos responden siempre a unos esquemas similares, y los "tags" conteniendo en la nube las palabras del jefe del Estado confirman que, año tras año, son más o menos las mismas. Difíciles de criticar, porque son términos benévolos, pero también complicadas a la hora de destacar unos conceptos sobre otros. Y ya se sabe que "noticia es todo aquello que alguien no quiere que se publique", lo cual es lo opuesto a un mensaje en el que se busca agradar a todos y no irritar a nadie.

Hace tiempo que pienso que el jefe del Estado debe ver reforzadas sus facultades e incluso sus poderes constitucionales para hacer su figura más operativa, para situarla más por encima del poder Ejecutivo y de la "clase política". A la que, por cierto, en alguna ocasión el Rey --como en aquel memorable mensaje de Juan Carlos I poco antes de su abdicación; ocurre, no obstante, que hay que predicar con el ejemplo--ha reprochado su escasa altura de vuelo y de miras. Claro que a ver quién, mediante la oportuna reforma de la Constitución, le pone el cascabel a ese gato.

Pero vienen tiempos difíciles para la Monarquía y hay que reforzarla, reflexionando, en primer lugar, que no se pueden afrontar los problemas de hoy con mensajes bien intencionados, impecables, pero que suenan a lo mismo de ayer. En el Parlament catalán han llegado hasta a reprobar la figura de Felipe VI, y el líder de Podemos llegó a la ceremonia del aniversario de la Constitución en el Congreso lanzando una enmienda a la totalidad de la misma y pidiendo ya el advenimiento de la República. Todo ello, ante la relativa pasividad y el enfrentamiento electorero de las fuerzas llamadas constitucionalistas.

Esa barahúnda y la escasa reacción ante la misma hacen, sin duda, que mis hijos y mis sobrinos, que ya han abandonado la edad adolescente, se alejen del televisor cuando se anuncia, nueve en punto de la noche, que se va a emitir el mensaje nada menos que del jefe del Estado. Ellos, quizá yo mismo, quieren noticias, algo más tangible que las meras palabras bonitas y benéficas, por muy preocupadas que esas palabras se muestren acerca del futuro de esos jóvenes que empiezan a angustiarse por su vida laboral.

Y luego están, claro, los otros hechos. El que Torra quiera dialogar, casi "de Estado a Estado", con mediadores internacionales, con el Gobierno del Reino de España, sin que la palabra "Cataluña" se haya siquiera insinuado en el mensaje real. No quiero creer que el encuentro con Pedro Sánchez, ese inicio de diálogo, no haya servido de nada. Pero lo cierto es que Torra, anticipando una información que debería habernos dado La Moncloa, se quedó con los titulares navideños. Y alguien debería haberlo previsto, porque eso, la anticipación, forma parte también de las urgentes soluciones que se necesitan y reclaman.

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