Opinión

Camino de salida

El ministro de Cultura, José Guirao ha anunciado que el decreto ley que modificará la Ley de Memoria Histórica para realizar la exhumación de los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos irá a la mesa del Consejo de ministros mañana para que cuando se abra el nuevo periodo de sesiones se pueda debatir y votar para proceder con garantías jurídicas de que nada ni nadie pueda impedir pasar página de una historia que es preciso cerrar y que ya es hora de que se haga. Fue una de las promesas de Pedro Sánchez cuando accedió a la Moncloa y pese a su debilidad parlamentaria, no debe tener dificultad para sacar adelante su iniciativa.

A pesar de que pudiera parecer lo contrario los más interesados  en que la izquierda deje de utilizar ese ‘boomerang’, debieran ser los propios partidos que son señalados como herederos de aquella infausta etapa. La tibieza y el malestar que supone en  muchos dirigentes del PP hablar de franquismo, como si todavía tuvieran algún vínculo con él, actúa en su perjuicio, a pesar de que el PP, cuando ha tocado, ha condenado el franquismo en las votaciones parlamentarias correspondientes. Pero lo ha hecho con tantas cautelas y con tantos condicionamientos que aún pervive esa imagen que vincula al PP con el franquismo sociológico.

A la hora de la votación los populares podrán poner de manifiesto una vez más su ruptura con aquella etapa y mirar al futuro, sí, pero sin mantener el agravio a las víctimas del franquismo. Hasta la Iglesia, con sus nuevos dirigentes en El Vaticano y en el arzobispado de la capital no se opondrán a la exhumación de la basílica de la sierra madrileña. Con la exhumación del dictador,  ni los partidos de izquierda quieren ganar la Guerra Civil después de haberla perdido, ni quieren cambiar la historia, ni ponen en cuestión la Ley de Amnistía, uno de los momentos  fundacionales de la Transición, que nadie pretende modificar. Y lejos de reabrir heridas como acaba de afirmar el presidente del PP, Pablo Casado, con un lugar común lo que supone es comenzar a cerrarlas. Al menos para las víctimas que, como todas, necesitan reparación, dignidad y justicia.

Si desde sectores de la derecha se pretende que los partidos de izquierda dejen de sacar réditos políticos de los restos de Franco, nada mejor que la familia se haga cargo de ellos los dé cristiana sepultura y el Valle de los Caídos se convierta en un centro de memoria para que la historia no pueda repetirse. Y del mismo modo el PP dejaría de verse en la necesidad de utilizar argumentos que no tienen nada que ver con la evolución del país y que desde luego no constituyen el leit motiv principal de las políticas de los últimos gobiernos progresistas.

El debate sobre el futuro de los restos de Franco demuestra, sin embargo, que es preciso seguir combatiendo el franquismo sociológico. La carta de dos centenares de militares en la reserva alabando la figura de Franco, es extemporánea e inadmisible en unos militares de alta graduación que, aunque pudieran haber iniciado su formación bajo el franquismo, han desarrollado toda su carrera militar en democracia. Y si las FAS cuentan con el respaldo abierto de la sociedad española es precisamente porque se han ganado a pulso la confianza de la ciudadanía por su compromiso democrático. Que aquellos militares que lo saben sean capaces de dilapidar esa herencia merecen sanción.

Te puede interesar