Opinión

Casado expulsa a Ciudadanos al centroizquierda

El presidente del PP, Pablo Casado, estaba esperando la más mínima oportunidad para expulsar a Ciudadanos del espacio del centroderecha para desplazarlo al centroizquierda y volver a quedarse solo en un ámbito en el que tanto el partido de Albert Rivera como Vox han empezado a constreñirle.

La decisión de Albert Rivera de dejar de bloquear en la Mesa del Congreso algunas iniciativas del Gobierno y dar luz verde a la tramitación de la ley que evitará que el Senado con mayoría del PP pueda vetar la senda del déficit ha sido la puerta por la que Casado trata de salvaguardar un espacio que hasta hace poco usufructuaba en propiedad, desde el centroderecha a la ultraderecha, y que ahora se había visto obligado a compartir. Bien es verdad que tras el giro a la derecha del PP de la mano de Casado tampoco los de Ciudadanos se encontraban cómodos en esa posición y tratan de salir del desconcierto en el que les sumió el triunfo de la moción de censura en la que pasaron de "socio-competidor" del PP a ser rivales en el mismo espacio ideológico.

A pesar del intento de Pablo Casado de situar a Ciudadanos en el centroizquierda, no es esa la percepción que tiene la ciudadanía del espacio que ocupa cada partido. Según el último barómetro del CIS, en una valoración del 1 -izquierda- al 10 -derecha- apenas un 10% de los encuestados sitúan a Ciudadanos en el 5, siendo irrelevantes los porcentajes que le puntúan hacia el 1, mientras que un 45% los sitúa entre el 6 y el 8 y un 13% directamente en el 10.

El presidente del PP, además, se ha puesto a repartir carnés de defensores de la unidad de España y, para halagar a Ciudadanos y su supuesto viraje al centroizquierda, ha afirmado durante su intervención en el Congreso de Empresa Familiar que “España necesita un partido de centroizquierda patriótico, constitucional y que respete el Estado de derecho, la unidad de España y la Constitución”, como si el PSOE hubiera abandonado todos y cada uno de esos principios y no hubiera dado suficientes muestras de defenderlos, a veces junto al propio PP, y otras con la misma o mayor contundencia, aunque a veces difieran sobre lo que se entiende por patriotismo constitucional.

Lo que sí es de agradecer a Pablo Casado es su distanciamiento de Vox. “No tenemos la radicalidad de sus propuestas”, ha dicho. En un momento en el que todos los partidos conservadores se dejan arrastrar por las consignas de los partidos de ultraderecha -véase el caso alemán- y les ceden terreno, la decisión del PP, si la mantiene, es un cordón sanitario que puede contribuir a que determinados problemas no se exacerben y se les conceda una dimensión desmesurada ajena a la realidad.

Pero a pesar del intento de desmarcarse de Ciudadanos, algunos dirigentes del PP asistirán al acto convocado por la plataforma España Ciudadana, ligada a este partido, en homenaje a los guardias civiles agredidos en Alsasua -también lo hará Vox-, en una competición abierta por apropiarse de determinadas banderas o no dejárselas a sus promotores en propiedad.

En fin, habrá que ver la respuesta de Ciudadanos, si acepta su expulsión del centroderecha decretada por Pablo Casado y si, en efecto, se produce un nuevo bandazo de Albert Rivera buscando no perder comba electoral.

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