Opinión

Certezas e incertidumbres

De todos los debates políticos en marcha solo hay uno del que se sabe cuál será el final del prinicpio, la elección del líder del PP andaluz, Juan Manuel Moreno, como presidente de la Junta de Andalucía a mediados de esta semana. El resto están abiertos, desde el futuro que pueden correr los Presupuestos Generales del Estado presentados ayer por el Gobierno en el Congreso, a la elección de los candidatos por parte de los princpales partidos como cabeza de las candidaturas a plazas de relumbrón en el caso de las elecciones municipales, o quién va a representar a toda una corriente ideológica en el caso de la Europeas.

Los pactos a dos bandas van a conducir a un tripartito de facto en Andalucía. Como en el proverbio bíblico, por sus hechos los conoceréis y se supone que habrá que esperar poco para ver quién domestica a quién, si Ciudadanos a los montaraces dirigentes de Vox, o si Vox cuela de rondón algunas de sus pretensiones. La primera prueba de fuego está en el diseño del primer Ejecutivo andaluz no socialista, si se crea una consejería de Familia exenta de otras compañías, o si se trata de una Consejería de Familias, con hincapié en el plural, signo de los tiempos y por la que aboga Albert Rivera y, como también ha dicho, el futuro vicepresidente, Juan Marín. Aquí puede estar la primera duda dentro de la certeza del gobierno popular.

Lo que ocurra con la tramitación de las cuentas públicas es más incierto. Todo depende de la actitud de los independentistas catalanes, del ataque de dignidad ofendida que le entre a Podemos y del precio que ponga el PNV a sus cinco votos, que suele ser elevado y todos pasan por caja. Por el momento la iniciativa de Sánchez cumpliendo la Constitución y presentando los PGE causa problemas en el independentismo catalán que se debate entre permitir su tramitación sin garantizar su voto positivo final, o declarar la guerra a unas cuentas que se acercan más que en otras ocasiones al cumplimiento de las previsiones estatutarias. Una medida que para Sánchez forma parte del apaciguamiento en Cataluña y que para la oposición es un síntoma más de rendición. La venta de España “por un plato de lentejas” en ese “in crescendo” de acusaciones que Pablo Casado dirige cada día a Pedro Sánchez, que con el proyecto de Presupuestos ha planteado una enmienda la totalidad a la política económica del PP de los últimos años.

De forma paralela a esa negociación los principales partidos están inmersos en la adopción de otras decisiones de gran relevancia por lo que entrañan en la posibilidad de ganar o perder comunidades autónomas y grandes ayuntamientos. Pablo Casado ha decidido hacerlo él solo en las elecciones del 26 de mayo, con la elección de candidatos que pueden ser muy “pata negra” de sus valores -los que más comparte con Vox- pero a los que la organización tiene que hacer la campaña electoral desde cero, porque aunque tengan predicamento orgánico apenas son conocidos por su acción política, y han elegido mediante el procedimiento del “dedazo”. El PSOE sin embargo se encuentra en la tesitura de buscar personas de más peso específico pero puede caer en el mismo error al menos en la candidatura para el Ayuntamiento de Madrid, proponer un o una fiel a Sánchez y empezar desde muy abajo, con lo que supone de esfuerzo añadido. ¿Y para Europa? Espadas en alto.

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