Opinión

El bucle de Sánchez

Dos líderes políticos, el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, y el coordinador federal de IU, Alberto Garzón, han coincidido en la misma expresión para manifestar su posición sobre las primeras iniciativas del reelegido secretario general del PSOE, Pedro Sánchez: no están dispuestos a caer en el “bucle”  de un camino ya explorado ente el 20-D de 2015 y la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, el periodo en el que trató de llegar a acuerdos con Ciudadanos y Podemos que se frustraron por las reticencias mutuas de estos dos grupos.  
El bucle es la pretensión de Sánchez de volver a unir a estos dos partidos en torno a su figura para desalojar a Rajoy de La Moncloa, que ya le han manifestado por activa y por pasiva que no irán de la mano “ni a por billetes de mil duros” que se decía antes en expresión castiza.

La reuniones que mantendrá Sánchez con los líderes de ambos partidos servirán para reafirmarse en esa posición de la que de una vez por todas tendría que tomar nota el líder socialista para buscar otra estrategia para llegar al poder, para lo que evidencia excesivas prisas, como si supiera que su tiempo político tiene fecha de caducidad y que se puede resucitar otra vez, pero es más difícil hacerlo, lo que ha ocurrido en el caso de importantes líderes europeos, pero que habían demostrado tener un peso específico muy alto, lo que aún está por verificar en el caso de Pedro Sánchez.

También desde la izquierda se le ha dicho a Sánchez que su bucle perjudica las pretensiones de esta parte ideológica, que Ciudadanos ha dado el giro hacia el liberalismo y que solo se puede contar con ellos para las cuestiones relacionadas con la  regeneración democrática que es su bandera, lo mismo que Podemos con la ley electoral, aforamientos…

A pesar de que en todas sus declaraciones afirma que es el PP su adversario a batir, Pedro Sánchez tiene la vista puesta en los electores que perdió su partido en beneficio de Podemos por haber girado a la derecha, por haber sido una izquierda demasiado “útil” , de tal forma que ahora tiene que recuperar el espacio que dejó vacante y sobreactuar para recuperarlo.

El cambio de posición respecto al CETA con Canadá entraría en ese criterio, pero la abstención que promoverá se queda a medio camino, y no obliga al Ejecutivo a empeñarse en lograr los votos suficientes para sacar el acuerdo favorable de España al proyecto.

Pero una vez que Pedro Sánchez compruebe que tiene que salir de su “bucle”  de pactos a tres con los cada vez menos nuevos partidos, que ambos rechazan, y que a La Moncloa solo llega, si acaso, mediante acuerdos después de haber pasado por las urnas, su obligación es dedicar todos sus esfuerzos a preparar las citas electorales. En las urnas estará su supervivencia o su tumba política. Tras su resurrección y rehabilitación por la militancia debiera aprovechar este viento de cola para diseñar una oferta programática, lo que no se hizo en el 39 Congreso porque los socialistas estaban en otra cosa.

Pero también se equivocan quienes han entrado en el bucle de señalar que Pedro Sánchez se ha “podemizado” . Esas acusaciones están también muy manida.

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