Opinión

Lo que no puede ser

Lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible” que decía “el Guerra”, pero parece que a Pedro Sánchez le cuesta entender la tautología en su empeño de mantener un entendimiento a tres bandas junto con Podemos y Ciudadanos. El problema no es que se lo haya dicho uno de ellos y por tanto pudieran entre los dos convencer al otro, sino que ambos “partenaires” le han dicho que no van a ir juntos hacia un objetivo común, que sería desalojar a Mariano Rajoy de la Moncloa, aunque por el camino pueden coincidir en algunas reformas que consideran necesarias para moralizar la vida pública o la regeneración democrática.

Pedro Sánchez insiste e insiste, el bucle lo llaman, y propone mesas de trabajo, espacios de coordinación o cualquiera que sea el término que se quiera utilizar, sin darse cuenta de que cada vez que da un viraje hacia la izquierda se separa más de Ciudadanos, y por tanto de esa matemática parlamentaria que con los tres partidos suma una mayoría absoluta sobrada. Pero ignora un hecho tan evidente como que Ciudadanos es el aliado del PP que con otros partidos afines y el concurso de PNV han sacado adelante los Presupuestos Generales del Estado que le da dos años de estabilidad y que ahora mismo se negocia ya el techo de gasto para los PGE del año que viene. Y esta es otra trampa que el PSOE no va a poder soslayar por las consecuencias que puede tener para las comunidades autónomas en las que gobierna -siete- aunque trate de sacar el máximo provecho de la mejora de los datos de recaudación de impuestos.

El líder del PSOE parece no darse cuenta de que la matemática parlamentaria por el otro lado tampoco da, que sin Ciudadanos no hay mayoría posible, porque el PNV prefiere el pájaro en mano que ha tenido en las cuentas públicas para este año y lo que puede sacar para el próximo, que la incierta unión con los socialista en el Congreso a pesar de que tiene su apoyo en el Parlamento vasco. Es el nacionalismo pragmático que juega a todas las bandas que puede.

Pero para que las cuentas de la izquierda lleguen al empate a 175 escaños además se necesitaba el apoyo de los dos partidos independentista catalanes de la cámara y de EH Bildu, unos compañeros de viaje que en este momento ni a Pedro Sánchez se le ocurre invitar a compartir trayecto. Porque si Pedro Sánchez tiene una tabla de salvación que no puede soltar es la de su oposición al referéndum soberanista del 1-0, y poner en almoneda la soberanía nacional aunque luego hable de “plurinacionalidad” y ataque al Gobierno por no haber puesto en marcha ninguna iniciativa política para bajar el suflé catalán. Es decir, la “mayoría alternativa” que pretende Sánchez o no se alcanza o tiene muchas contraindicaciones.  

De la reunión de Sánchez e Iglesias ha salido el único acuerdo posible, el de trabajar juntos para revertir las políticas del PP -la reforma de las pensiones, del salario mínimo o la negociación colectiva- e impulsar otras claramente de izquierda que han entrado en el debate político actual -el plan de rescate a los jóvenes, la renta mínima-; mientras que se desecha por parte socialista la presentación de otra moción de censura, que sigue siendo la intención de Iglesias. Entretanto, el beatífico portavoz popular Rafael Hernando echa de menos al PSOE de la  “legislatura colaborativa”, aunque ya han vuelto a cooperar con la reforma de RTVE.

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