Opinión

Una manta cada vez más corta

Las declaraciones de Francisco Correa, artífice de la ‘trama Gürtel y de su ‘número dos’, Pedro Crespo acerca del procedimiento por el que cobraban los trabajos que hacían para el Partido Popular, mediante la emisión de facturas falsas que pagaban empresarios que luego recibían obras públicas, y la confirmación por su parte de que este modus operandi sirvió, presuntamente, para la financiación ilegal del PP, hacen que la manta que ha cubierto de impunidad estos trapicheos se quede cada vez más corta y deje al descubierto cada vez a un mayor número de personas y de más alta condición en el PP de Valencia, por ahora.

Si Francisco Correa señaló en su declaración como el inductor de ese proceder al entonces secretario general del PP valenciano, Ricardo Costa,  Pedro Crespo, ha señalado que el que “hacia de todo” para cobrar era Álvaro Pérez ‘el Bigotes’, quien tenía relación con los principales miembros del gobierno autonómico y sobre todo con su presidente, Francisco Camps, aquel que le llamaba ‘amiguito del alma’, y también con alcaldes que no están investigados en esta causa.  

Crespo y Pérez llegan tarde a los arreglos con la fiscalía anticorrupción, que ha alcanzado acuerdos con el propio Correa y con los empresarios que se prestaron al juego de la presunta financiación ilegal, a no ser que aporten nuevos datos a los ya conocido por las declaraciones de los anteriores. Cuanto más fuerte tiren de la manta, mayores son las posibilidades de obtener una rebaja de sus condenas.

Ricardo Costa, hasta donde había llegado la marea por ahora, es quien puede dejar al descubierto a Francisco Camps. Y Camps fue uno de los principales valedores de Mariano Rajoy cuando volvió a perder las elecciones de 2008 y le brindó todo su apoyo. En esa época Correa ya no trabajaba para Génova, por orden de Rajoy, pero la trama contribuyó a la financiación de las campañas electorales de 2007 y 2008, sin dar cuenta de ello a los organismos de control del gasto electoral.  

Esta circunstancia es la que utilizan desde el Gobierno, -ayer mismo la volvió a esgrimir el ministro portavoz- para hacer de cortafuegos entre Valencia y la calle Génova. Pero la vista puede deparar nuevas sorpresas. En cualquier caso es otra más de las peripecias relacionadas con la corrupción que sobrevuelan el Partido Popular, que se encuentra a la espera de la sentencia de la primera fase de la trama Gürtel en la que estaba acusado como partícipe a título lucrativo.

Los juicios y sentencias por los casos de corrupción pasada van a ser una constante este año en la agenda del PP, sin que sirva de excusa que ha sido el partido y el Gobierno que más han impulsado la lucha contra esas prácticas, sobre todo cuando se refrieren al financiación de los partidos políticos, porque no ha ido acompañada de la asunción de responsabilidades políticas, ni tan siquiera porque algunos nombramientos les hayan “salido rana”. 

El PSOE tuvo que cargar con Filesa y ser el primer partido condenado por corrupción, a CDC el 3% se lo ha llevado por delante y el PP cada vez tiene más cerca entrar en la lista de los partidos señalados judicialmente por corrupción.

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